Sophi || Erotic literature - Sophi || Literatura erótica

English

Author Note

Erotic Literature is not pornography; it is another kind of art, one that reflects the beauty of love and the human body. Sophi is a story inspired by that unlikely love, in the madness and obsession of hearts.

I hope the reading is to you liking.

Sophi

_Source

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Sophi, little lucky in the eyes of the world. Sophi, angelic gaze. Sophi, desired by men with the greatest wealth, but Sophi with a hard heart in the end; everyone loved her, she loved no one. Her life was a secret: she slept during the day and wandered around at night, dressed in red, smelling of grape varnish. Sophie was said to be a ghost, aren't ghosts insensitive? At least she was. She didn't laugh, she didn't cry; she did nothing but dazzle the men and women, as well as infuriate the priests...

Who was Sophi? Why was she so beautiful? Why was she so ruthless? Why did she break my heart?

That night, while she was taming my most rebellious horse, Sophi appeared at my stables; the steed kicked me when I let go of the reins to dazzle myself with the beauty of that woman. I fell on straw, but Sophi's presence wiped the pain from my bones. She approached the rearing beast and her hands calmed the tantrums; the horse screeched and bowed its head before my astonished eyes. How was it possible? I was sure of at least one thing: She had also tamed my heart.

"Who are you?" I asked him still lying on the ground.

She didn't respond, just continued to pet the steed. I thought she was a witch, or worse yet, one of those spirits that appear in the rainy months. I replaced the ghostly assumption when she asked me for some food. I nodded, more because of her beauty than because of her hunger, and led her to my table, ignoring the shotgun for strangers. I offered her bread and some soup, and she ate in silence, varnished by the sparkles of the oil lamps on the table.

"Are you from town?" I inquired, trying to break the silence from her lips.

She got up and, avoiding my doubts, she asked me for a room to sleep. I gave in again, more because of her beauty than because of her supposed dream, and took her to my room. There I looked at her with absolute desire, while she began to undress without any shame. Her skin shone as much as the nape of her fingers, those fingers with which she caressed her belly. I stepped back, inspired by my manners, and left her alone.

“I'll be at the stables if you need anything.” It was the last thing I said to him before I left with my heart pounding in my throat.

I sighed as I walked back to my horses, remembering the image of my girlfriend abroad. How could he think of a woman other than her? I tried to remember my future marriage, and the little children we dreamed of in our marriage plans. But none of that could alleviate my desires for Sophi, for that mysterious woman who set my blood on fire. I lay back on her straw and squeezed my eyelids shut, wishing for a deep sleep to end the temptations.

Then I felt those fingers on my chest, and imposing lips on my cheeks; it was Sophi, and with her tongue on my ear she said her name for the first time. I tried to push her away, to stop that rush of her hands against my body, but my will turned to water, and I surrendered to her moist caresses. Now she tamed me, in a silence only overshadowed by my agitated breathing. I smelled grapes as Sophi wrapped her arms around me, and tasted almonds as she guided me between her breasts.

Who was I at that time? Why was he giving in to Sophi's wishes?

I only know that we love each other until the roosters sing again and my eyes fell asleep after the pleasure. I woke up at noon, with the bitter absence of Sophi and my horse. She had gone; she undertook the cavalcade that destroyed my feelings. I gave up my life and searched heaven and earth for her, until the world considered the non-existence of that woman smelling of grapes, until my hands grew old and useless.

Who was Sophie? Why was she so ruthless? Why did she break my heart?

I just know that, before I jumped off the cliff, I still love her like the first time she appeared in my stables. I hope to find she in the river that will take my body after my fall, there, hidden among the deep rocks where the fish nest.

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Español

Nota de Autor

La Literatura erótica no es pornografía; es otra clase de arte, una que refleja la belleza del amor y el cuerpo humano. Sophi es un relato inspirado en ese amor improbable, en la locura y la obsesión de los corazones.

Espero que la lectura sea de su agrado.

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Sophi

_Fuente

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Sophi, pequeña afortunada a los ojos del mundo. Sophi, mirada angelical. Sophi, deseada por los hombres con las mayores riquezas, pero Sophi de corazón duro al fin; todos la amaban, ella no amaba a nadie. Su vida era un secreto: dormía de día y deambulaba por las noches, vestida de rojo, olorosa a barniz de uvas. Se decía que Sophi era un fantasma, ¿no son los fantasmas insensibles? Al menos ella lo era. No reía, ni lloraba; no hacía nada más que deslumbrar a los hombres y las mujeres, además de enfurecer a los sacerdotes…

¿Quién era Sophi? ¿Por qué era tan hermosa? ¿Por qué era tan despiadada? ¿Por qué rompió mi corazón?

Aquella noche, mientras domaba a mi caballo más rebelde, Sophi apareció por mis establos; el corcel me pateó cuando solté las riendas para deslumbrarme con la belleza de aquella mujer. Caí sobre paja, pero la presencia de Sophi borró el dolor de mis huesos. Ella se acercó a la bestia encabritada y sus manos tranquilizaron los berrinches; el caballo rechinó e inclinó la cabeza ante mis asombrados ojos. ¿Cómo era posible? Estaba seguro al menos de algo: Ella también había domado mi corazón.

“¿Quién eres?” Le pregunté aun tirado en el suelo.

Ella no respondió, solo continuó acariciando el corcel. Pensé que era una bruja, o peor aún, uno de esos espíritus que aparecen en los meses de lluvia. Remplacé la suposición fantasmal cuando me pidió algo de comida. Asentí, más por su belleza que por su hambre, y la llevé hasta mi mesa obviando la escopeta para los desconocidos. Le ofrecí pan y algo de sopa, y ella comió en silencio, barnizada por los destellos de las lámparas de aceite sobre la mesa.

“¿Vienes del pueblo?” Inquirí, intentando romper el silencio de sus labios.

Ella se levantó y, esquivando mis dudas, me pidió un cuarto para dormir. Volví a ceder, más por su belleza que por su supuesto sueño, y la llevé hasta mi habitación. Allí la miré con deseo absoluto, mientras ella comenzaba a desvestirse sin vergüenza alguna. Su piel brillaba tanto como la ñema de sus dedos, esos dedos con los que se acariciaba el vientre. Retrocedí, inspirado en mis modales, y la dejé a solas.

“Estaré en los establos por si necesitas algo” Fue lo último que le dije antes retirarme con el corazón latiendo en mi garganta.

Suspiré mientras volvía con mis caballos, recordando la imagen de mi novia en el extranjero. ¿Cómo podía pensar en una mujer que no fuera ella? Intenté recordar mi futuro matrimonio, y los pequeños niños que soñábamos en nuestros planes de casados. Pero nada de eso pudo aliviar mis deseos por Sophi, por esa mujer misteriosa que prendía mi sangre en fuego. Me recosté sobre la paja y apreté los parpados, deseando un profundo sueño para poner fin a las tentaciones.

Entonces sentí esos dedos sobre mi pecho, y unos labios imponentes sobre mis mejillas; era Sophi, y con su lengua sobre mi oreja dijo su nombre por primera vez. Intenté alejarla, detener esa fiebre de sus manos contra mi cuerpo, pero mi voluntad se volvió agua, y me rendí a sus húmedas caricias. Ahora ella me domaba a mí, en un silencio solo opacado por mi agitada respiración. Presentí el olor a uvas cuando Sophi me apretó con sus brazos, y saboreé las almendras cuando me guió entre su pecho.

¿Quién era yo en ese momento? ¿Por qué cedía a los deseos de Sophi?

Solo sé que nos amamos hasta que los gallos volvieron a cantar y mis ojos quedaron rendidos al sueño después del placer. Desperté al medio día, con la amarga ausencia de Sophi y mi caballo. Ella se había ido; emprendió la cabalgata que destruyó mis sentimientos. Renuncié a mi vida y la busqué por cielo y por tierra, hasta que el mundo consideró la inexistencia de aquella mujer con olor a uvas, hasta que mis manos envejecieron y se volvieron inservibles.

¿Quién era Sophi? ¿Por qué era tan despiadada? ¿Por qué rompió mi corazón?

Solo sé que, antes de lanzarme al precipicio, sigo amándola como la primera vez que apareció en mis establos. Espero encontrarla en el río que se llevará mi cuerpo tras mi caída, ahí, escondida entre las rocas profundas donde anidan los peces.