Sorpresas en la comida
En realidad, las sorpresas que me han tocado en la comida nunca han sido tan impactantes, creo yo, sin embargo, he conocido algunos casos que parecen increíbles y hasta asquerosos, si lo pensamos con detenimiento; lo extraño es que quienes han vivido esas experiencias, cuando las cuentan lo hacen desde una perspectiva humorística y hasta optimista, sin demostrar repulsión alguna por tales percances. No sé si esto se debe a que los habitantes de mi pueblo se caracterizan por buscarle el lado bueno a todo cuanto les sucede, además asumen que, una vez que el tiempo ha pasado, no hay por qué seguir lamentándose de los percances.
Una extraña comida/ F
Un viejo amigo relataba que en los años en que estuvo laborando en una empresa petrolera como mecánico automotriz, en una zona rural del estado Zulia, cierto día en que terminaron su jornada ya anocheciendo, pasaron por un sitio donde vendían comida, ya que estaban hambrientos y no existían por aquellos parajes muchas opciones para saciar el apetito. Lo único que tenían era sopa de mondongo que había quedado del mediodía y todos se sentaron a la mesa para disfrutar de ese plato. Aquella comida estaba sabrosísima, aseguraba él, pero le extrañó mucho que en esas regiones le pusieran arroz a ese tipo de hervido. Podía ser que se lo agregaron para que rindiera y alcanzase para los cinco trabajadores que eran ellos, pensó en ese momento.
¿Insectos que se comen?/ F
Sin embargo, en el instante en que encendieron un bombillo que estaba encima de la mesa, se dio cuenta de que no era arroz lo que tenía la comida, sino una inmensa proliferación de gusanos. Según él, en un principio quedó impactado, pero como la sopa le estaba cayendo bien, se quedó luego tranquilo. Y el cuento lo terminaba asegurando que, desde esa vez que comió gusanos a más no poder, se le curaron para siempre unos resortijones que le daban en el estómago. Los demás comensales ni siquiera se percataron de eso.
Sorpresa en una mordida/ F
Uno de mis tíos refería, por otra parte, que cuando estuvo en el ejército como recluta los simulacros de combate y resistencia eran francamente extenuantes. En cierta ocasión, durante una semana solo les daban dos galletas de soda al día para mitigar el hambre, con el agravante de que eran viejas y estaban llenas de gorgojos. Ninguno de los integrantes del pequeño batallón se atrevía a ingerirlas, a pesar de las urgencias por saciar el apetito. Sin embargo, la segunda noche de campaña, un soldado merideño les dio la solución: "Hay que comérselas cuando se apagan las lámparas para no ver los animalitos", les dijo. Y así lo hicieron con tanto gusto que después los gorgojos se hicieron parte de la dieta y algunos los extrañaban cuando no se los encontraban en cada bocado.
En lo particular, la única vez que he conseguido algo extraño en las comidas fue una vez que, viajando desde Barcelona hacia El Tigre, nos detuvimos en un restaurant a desayunar. El señor que atendía me recomendó las arepas de carne de venado guisado. Yo pedí una y al segundo mordisco sentí que algo sumamente duro desafió la resistencia de mis dientes. Lo escupí en seguida para percatarme de que se trataba de un balín, uno de los proyectiles con que habían asesinado al pobre animal. Además de lamentarme porque podía haber perdido una pieza dental, me recriminé con severidad que estaba apoyando el exterminio de nuestra fauna.
Invito a los amigos:
@blessedlife,
@norat23 y
@meehu
La mejor actitud es esa de su gente, después de haber pasado un percance por sorpresitas en la comida solo queda el buen sentido del humor jejejeje, eso ya pasó.
Sin embargo, la narración de su amigo es, en mi opinión, espeluznante, por mucha hambre que tenga después de ver eso no podría seguir comiendo, todavía estaría vomitando. Aunque, técnicamente hablando, no hay que negar que ese mondongo tenía un agregado extra de proteínas jajajaja.
Al igual que las galletas de los soldados (torturados) que de verdad conocieron lo que es el hambre y aplicaron aquello de ojos que no ven, corazón que no siente.
Creo que el caso de la arepa de venado es digno de un cuento con dedicatoria y todo para llamar la atención sobre la "cacería deportiva" (o la crueldad de matar animalitos silvestres).
Incluso en esta ocasión, ha sido un placer leerle, amigo.
Aunque es muy cierto que a todo le buscan el lado divertido, siempre he pensado que lo que cuentan también está influenciado por eso, que la verdad no es así como ellos la relatan. Sin embargo, esa forma de pensar nos ha condicionado a los demás para evitar centrarnos en lo negativo. Gracias por sus comentarios, amiga. Un gran saludo.
Muchas gracias por su apoyo...
Muchas gracias por su apoyo...
Los gorgojos y los gusanos parecen que terminaron siendo el ingrediente entrañable de aquellos comensales. Es que hasta en los mejores lugares se presentan situaciones inverosímiles con gusanos en ensaladas y en la primera capa de una hamburguesa.
No ha sido mi experiencia, por suerte, pero si la de otros. Incluso he visto como sacan un cabello largo que sostenía los granos de arroz como un tendedero de ropa, para algunos era motivo de asco pero para otros un chiste del día.
Gracias por compartir, saludos y mucha suerte.