Por  favor,  perdóname, pero es  hora de decirnos  adiós.

Aunque ¿qué más me queda?
Y es posible alegrar cualquier día gris,
Desde mi ventana...
Se dignó venir a la boda.
Donde canta con gracia la bailarina.
Pequeño mal en gran bien.
Desde el cuento de hadas presentado sintiéndose más agudo,
Y envíalo a las rocas rosadas,
Controla tu vientre.
En las tablas de ellos
La cera rompe el sello.
Donde no hay sufrimiento ni dolor.
Que siempre vivió en sus corazones.
Esta fecha pausará los diales.
Tu y yo - somos peregrinos geniales.