Un valioso paseo
En mi último post, escribí sobre el reencuentro con mi mejor amiga Génesis, a quien no había visto en un tiempo.
Solíamos frecuentar las tardes de domingo juntas, las pijamadas y salidas a la playa o al parque. No estábamos acostumbradas a pasar mucho tiempo sin contacto.
El pasado martes, ella me invitó a salir para pasar la tarde juntas. Tenía algo de dinero así que me invitó a salir, caminar un rato, hablar y comer algo dulce. Es algo que no se puede hacer todos los días pero ésta era una ocasión especial.
Mi papá me llevó a su casa a las 2:30 de la tarde, esperé que estuviera lista. Hubieron varios amigos que quisieron ir con nosotras, pero génesis se negó diciendo que era un tarde especial sólo de las dos. Cuando estuvo lista y salimos, caminamos hacia la parada y esperamos un rato pero no pasó ningún autobús hacia donde íbamos nosotras. Decidimos caminar aproximadamente 800 metros hasta la parada del BTR (Bus de Transporte Rápido). Estando allá, esperamos unos treinta minutos y llegó el BTR donde nos fuimos. No sabíamos muy bien en cuál parada debíamos bajarnos, pero, al estar cerca de nuestro destino, nos ubicamos y calculamos dónde era que debíamos bajar. Llegamos y caminamos un poco. Queríamos llegar a una gran tienda de telas llamada "El Castillo", pero no íbamos a entrar allí, nos habían dicho que enfrente del Castillo a veces estaba una señora con una mesa que vendía unos dulces deliciosos y a buen precio. Llegamos y empezamos a recorrer el lugar con la mirada buscando a la señora en cuestión. Por suerte, ahí estaba, nos acercamos y admiramos las delicias en venta sobre la mesa. Escogimos unos vasos de torta y chocolate. No suelo comer esas cosas a menudo, es más bien algo raro así que me emocioné al ver lo delicioso que lucía.
Nos dirigimos hacia una plaza, buscamos una banca y nos sentamos a conversar, a la vez que disfrutábamos del chocolate. Nos pusimos al día muy rápido hablando de todo. Al rato decidimos regresar, antes de que empezara a oscurecer. Empezamos a caminar de regreso y empezó a llover, nos ubicamos debajo de un techo ya que ambas teníamos gripe y sería malo para nosotras mojarnos en esa lluvia. Cuando escampó, nos dirigimos hacia la parada y de camino, compramos unos tequeños. En lugar de ir a la parada donde nos habíamos quedado al venir, decidimos caminar un poco más hacia la última parada de la línea. Cuando llegamos, vimos una fila de personas tres veces más larga que en las otras paradas. Sin vacilar, nos formamos con el pensamiento de que valdría la pena por poder alcanzar unos asientos.
Al nivel que estábamos en la fila, no teníamos techo sobre nosotras, así que lo único que teníamos para soportar la llovizna que todavía caía, eran las capuchas de nuestras chaquetas. Sin embargo, seguimos hablando y compartiendo como siempre lo hemos hecho. No me importaba la lluvia, el frío o los zapatos mojados porque estaba ocupada disfrutando como nunca de se compañía y viendo cuán feliz me hace estar a su lado. No nos quedamos sin tema de conversación nunca.
Pasaron varios BTR e íbamos avanzando en la fila, nos fuimos en el cuarto que pasó y por suerte, alcanzamos los puestos y pudimos ir cómodas todo el camino. Ella se quedó en la parada más cercana a su casa, nos despedimos, yo seguí y me quedé en la siguiente.
Valoré mucho que se haya tomado el tiempo y esfuerzo para que pudiéramos reunirnos sólo nosotras y pasar la tarde juntas ya que no sabemos cuándo tendremos la oportunidad de volverlo a hacer. Ella volvió a casa de su papá, bastante lejos de aquí pero para mi suerte, me confirmó que mañana vendrá y tenemos planificada una salida a la playa para el sábado, lo estoy esperando con ansias...
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El texto y la úlima imagen son de mi autoría @lauracampos
Gracias por leer :)
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