A los niños, respetarles su proceso

Cuando somos niños debemos vivir nuestra etapa de infancia de una buena manera, con lo que corresponde, con la necesaria diversión y entretenimiento, con esa curiosidad que caracteriza a esa etapa, sin entorpecer ese proceso con cosas de adultos, ya a nosotros a estas edades es cuando nos corresponde asumir lo que debemos.

Pero hay un detalle, ese proceso que nos lleva a convertirnos en adultos casi nunca nos prepara en realidad para eso que la vida nos depara, para muchas personas esto de ser adultos es una especie de tortura, porque visualizaron muchas cosas, las cuales, en su gran mayoría no terminan de llegar, pero es la realidad, las cosas no son siempre como las imaginamos.

Por tal motivo, lo que dije al principio toma más fuerza aún, es el hecho de que no podemos hacer que los niños asuman responsabilidades de adultos, porque lo que se hace es dañar su proceso.

Mucho se ve que las madres y padres quieren dejar demasiada responsabilidad a los niños, sobre todo cuando hay hermanos, y la responsabilidad se la quieren dejar al que es el mayor. Si bien es cierto que a los niños hay que enseñarles la importancia de ser responsable, también lo es que debe ser a su ritmo, en base a su realidad, no precisamente asumiendo actividades como llevar y traer al hermano menor a la escuela, esto puede llenarlos de estrés, lo cual no es muy beneficioso.

Cada etapa de la vida tiene sus particularidades, sus ventajas y desventajas, lo que debemos vivir a su ritmo, el detalle es que la vida no puede ir hacia atrás, sino hacia adelante, y por eso cada etapa que se esté viviendo debe conducir a una sucesiva que sea mucho mejor, en la que pongamos en práctica, incluso de manera inconsciente todo eso que hayamos aprendido.

Partiendo de esto que he comentado hasta ahora, debo decir que a los niños hay que respetarle sus procesos, y que de adultos solo debemos asumir lo que nos corresponde, e intentar siempre aprender cosas que nos den herramientas para los periodos sucesivos.

No podemos cambiar nuestra infancia, ni tampoco podemos volver a ella, pero si que es posible en la medida de nuestras posibilidades, dar la opción a los niños de crecer y desarrollarse en un mejor ambiente, que le genere confianza y que los forme para lo que les viene, que evidentemente ya sabemos, porque lo hemos experimentado, sin embargo, no quiere esto decir que será igual para ellos.