Relato

Comprar cosas en Venezuela se ha vuelto una locura. Tan solo hace cuatro años llevábamos una vida muy distinta que nos permitía subsistir y uno que otro lujo así no fueses un profesional .

Si las cosas no han cambiado, en Estados Unidos una hora de trabajo es pagadas a 7,25 dolares, eso equivale en mi país a tres meses de trabajo. Antes era habitual que el salario alcanzara para comer una pizza, salir al cine, o ir por unas cervezas si te provocaba ,pero ahora resulta una tarea administrativa casi imposible.

Hoy un conocido para el cual trabajo me mandó a comprar una pizza. Él gana en dolares y puede llevar esa vida que nosotros los venezolanos teníamos antes. Yo con gusto fui con la total inocencia de hace cuatro años cuando era lo más normal del mundo comprar este tipo de comidas. Y ¡pum! Como un gran portazo caí en la triste realidad de mi nación mal administrada: la gente comenzó a verme. Sí, así como a un bicho extraño o una reliquia de oro. Eran esos ojos de... "este tipo debe tener un almacén de plata". ¡Qué lamentable que esto pase por una simple pizza! En mi país, comprar una, equivale a casi un mes de trabajo ¡Ojo! y no la mejor ni la más grande.

Caminaba por las calles y a medida que avanzaba era solicitado por los ojos de más y más personas que me miraban con extrañesa. Llegué al sitio dónde compré un refresco, y debo decirles que los cajeros de mi país por tener tanto trabajo cuando llega un producto regulado, suelen ser algo directos, pero el que me atendió inmediatamente miró mi pizza y me dijo: "¨¿en cuánto están las pizzas? ¿Deben estar costosisimas? Yo recuerdo cuando podía comprar una, pero ya es imposible para mí".

Luego de conversar algunos minutos con él mientras pagaba, reflexioné. Es muy triste ver a tu país plagado en miseria y en sueldos deficientes . Es triste cómo la calidad de vida ha bajado. Duele, no que los venezolanos coman o no pizza, sino que trabajen tanto en la nación y no les alcance para el disfrute. Y les digo algo, ni para vivir alcanza. Ahora amo cada día más a mis venezolanos, porque a pesar de tener un país muy mal gerenciado, han sabido subsistir usando su ingenio. Y ¿saben algo? Ya no quiero una pizza para Venezuela, porque simplemente nosotros muy pronto conseguiremos una.