Y entonces...

Y entonces a alguien se le ocurrió pedir financiamiento para el país. No sólo para un enfermo o para huir, sino para salvarnos todos.

Salieron los de siempre a decir que la plata sola no cambia nada, pero los empresarios y profesionales la idea les pareció interesante.

Y se armaron un plan para el rescate con varias fases de avance. Nadie le hizo caso más a los politicos de siempre.

La mayoría nos sorprendimos con lo rápido que se recaudó la primera meta. Con esto se obtuvo la prioridad número uno: La seguridad.

Las críticas de contratar ejércitos y compra de armamento no faltaron. Las más audaces fueron desde el Vaticano.

El plan se tuvo que ejecutar desde el exterior. Los que estaban acá fueron apresados pero el plan estaba claro para todos. Los emigrantes supieron coordinarse desde diferentes países.

10% de la población logró tener empleo mediante alianzas externas, transaccionales viendo grandes oportunidades. Este flujo ayudó a muchos indirectamente.

Aparte muchas ONGs pagaron sueldos a médicos, maestros, ingenieros, etc. Para mantenernos saludables y enfocados. Todo esto de manera anónima para evitar represión.

La gente comenzó a pagar impuestos afuera mediante estas alianzas. Lo cual aceleró la llegada a la segunda meta. Todos sabíamos lo que significaba...

La estocada final.

Los primeros en la línea de fuego fueron los policias. Los que reprimieron por tantos años. Los militares se atricheraron. Pocos entendían que estaba pasando.

Los capos fueron apresados el primer día. Otros se suicidaron.

Los servicios básicos de restituyeron y vinieron empresas a ofrecer opciones internet, fibra, paneles solares, plantas tratadoras de agua, etc.

Las primeras leyes fueron para acabar con la delincuencia y los juicios fueron televisados. Lo que hizo el sistema policial y judicial fue abominable, nadie se quejó de las penas que recibieron.

Se trazó un plan para organizar la poblacion de una mejor manera...