Hoy 21 de enero del 2019, les quiero contar un poco de mi sentido de pertenencia hacia Venezuela, el amor que tantos le tenemos a este pedazo de tierra , algunos preguntaran ¿por que los venezolanos aman tanto su país? y creo que esto es algo que pasa en cualquier lado, nuestras raíces y cultura no importa en donde estemos siempre estarán presentes, hoy voy a hablar un poco sobre el caso que conozco, el venezolano por supuesto; como todos bien saben hay miles de venezolanos que han tenido que abandonar el país, y no precisamente por gusto sino que buscan trabajar y ayudar muchas veces a sus familiares que aun se encuentran en Venezuela, meto las manos al fuego por la emigración buena, la gente que de verdad se ha ido a trabajar dignamente, a lo mejor se que es fastidioso ver a todos a veces prácticamente vestidos de la bandera de Venezuela esto siempre me ha parecido exagerado, por lo que pienso que en su mayoría; el Venezolano es mal emigrante y no porque sea malo, sino porque le es muy difícil corta de raíz con sus tradiciones y quiere llevarlas como bandera hasta el fin del mundo.

Creo que es algo completamente normal pues Venezuela gozaba de tantas riquezas que la añoranza de los buenos tiempos se mete por las venas de todos, incluso aquellos que no disfrutamos de los buenos tiempos y que hemos tenido que vivir por años bajo el mismo sistema, si el venezolano es mal emigrante pero no por malo, sino que extraña y desea volver a ver a su familia, amigos, vecinos, visitar a la panadera del portugués en la esquina de su cuadra, ir a comerse una paella en el restaurante de los españoles que llevan años en Venezuela y ya se les salen palabras como pana, chevere, fino. Venezuela no es un país de emigrantes es un país que arropo emigrantes y quisiera seguir compartiendo esa diversidad cultural pero desde adentro, desde sus raíces, y no es que no estén agradecidos por muchos países que les han ayudado a establecerse en otras latitudes, al contrario; el venezolano es agradecido y se siente dolido de ser una molestia muchas veces en otro lugar, ser un extranjero no por decisión propia sino por obligación.

El amor por Venezuela no lo enseñan desde pequeños, y no precisamente es un amor hacia un sistema, un gobierno como ahora intentan lavar el cerebro a muchos pequeños, cuando yo era una niña el amor por Venezuela, por los símbolos patrios, por su extensión territorial era algo que aprendías y que apreciabas, desde pequeños nos acostumbramos a respetar y amar lo nuestro, respetar a todo aquel que era distinto bien fuera por su raza o color, eramos diversos, eramos felices, el Venezolano que emigra no emigra porque quiere, emigra porque debe, no le queda de otra; pero estoy segura que algún día, bien pronto el venezolano no añore sus paisajes sino que los viva y el fin de semana que quiera se vaya hacia alguna de sus hermosas playas.

Nuestro amor y pertenencia más allá de todo se debe a que estábamos tan bien en algún punto de la historia que lo desperdiciamos, desaprovechamos, dañamos el país, no teníamos idea de que tanta riqueza tarde o temprano iba a ser eliminada de una nación que podría ser una potencia hoy en día. A lo mejor me paso de nacionalista, de chovinista, y se y entiendo que en todos los países hay riquezas naturales que me encantaría conocer personalmente, pero es que Venezuela es una tierra bendita, desierto, selva, nieve y volcán como dice una de sus más famosas poesías convertida en canción, el venezolano que emigra extraña sentir el llano, la playa, la montaña de su país, extraña compartir con sus panas que están regados por el mundo, con sus familiares que no ve en años, el sentir y la unión es algo muy común en los venezolanos que nos distingue de muchas culturas sin ánimos de ofender, pero es que nos gusta estar reunidos, con familia y con amigos, nos gusta disfrutar, nos gusta echar broma, desde lo más profundo de mi corazón se que el día que esta tierra se levante y veamos un nuevo amanecer Venezuela se va a volver a llenar de trabajo, de juventud, de paz, para que así todos podamos volver a ver todo esto:

Un fin de semana en cayo sombrero, disfrutando del azul y mágica tranquilidad del mar caribe, caminando por la blanca y suave arena que nos ha regalado esta tierra, si algo que añora es este calor unido con la brisa fresca del mar, un lugar mágico que todo el que ha ido extraña.

La grandeza de las montañas y el frió divino que Mérida y sus alrededores nos proporciona, paisajes verdes llenos de vida, de conciencia, de infinito amor por la naturaleza y por supuesto nos llena de orgullo, el teleférico más largo del mundo.

Compartir de una rica "Polar" (la cerveza nacional) frente al mar en playa grande de Choroni, un rico pescado frito con tostones y ensalada, uno de los placeres de tantos, la añoranza de muchos, la buena vibra de la conexión con esta tierra bendita entre el mar y la montaña es algo único fusionando el sonido de los tambores, ¿como no vamos a amar y extrañar estos paisajes?

¡Ay que bonita es mi tierra si todos somos hermanos!

Así dice una conocida canción de Venezuela, habla de no tener fronteras, de que no importa nuestras diferencias, lo importante es estar siempre unidos, creo que el mundo seria mejor si esto se cumpliera.

El amor por lo nuestro comienza desde muy pequeños, y es tan grande como e infinito como los granos de arena que conforman los medanos de coro, cuantas veces no pasamos por acá, cantas veces no nos lanzamos desde las inmensas montañas de arena formadas en este hermoso lugar donde nos sentimos chiquititos por su inmensidad:

¿Cuantas veces no estuvimos cerca del Lago de Maracaibo, o pasamos por su imponente puente?

¡Conoce y ama lo tuyo y lo nuestro, lo que nos hace tradición!

Observar tantos colores, tanta magia en un solo lugar me hace entender el fervor y el clamor de tantos venezolanos por fuera, esperando día a día que esto que sucede cambie, pero debemos luchar para recuperar todo y cada uno de los espacios que nos han robado, que nos han arrebatado, que ya no podemos visitar pues nuestra economía esta aplastada, hoy 21 de enero, creo que el despertar esta cada vez más cerca, y de no ser así creo que este año es la ultima oportunidad que tiene Venezuela para salir de la locura por la que esta pasando.

Los venezolanos amamos Venezuela, como los ecuatorianos aman Ecuador, como los colombianos pueden amar a su Colombia, amamos Venezuela como el panameño su tierra, el chileno sus maravillas, el argentino sus tradiciones, somos similares, y lo que mas nos une ese ese amor a lo nuestro, es algo normal, algo que vive en nuestra sangre y que ha crecido con nosotros, agradezco a aquellos que nos han tendido la mano en la crisis, agradezco a aquellos venezolanos que se han ido a hacer el bien, pero también les digo algo, no se acostumbren mucho a ellos, pues estoy segura que una gran mayoría pronto va a volver.

¡La libertad esta cerca!

@raquel.ramirezv