LA COMUNICACIÓN EN UN SISTEMA DE JERARQUÍAS

Siempre que expresamos nuestras ideas hacemos uso del más antiguo de los inventos de la humanidad; “El Lenguaje” como elemento de comunicación.
Hay que ver el lenguaje como un necesario vínculo entre individuos, que surge desde su más primitiva existencia y se desarrolla, diversifica y perfecciona, en función de las NECESIDADES GREGARIAS de los seres que lo utilizan.
Al encontrar que La Real Academia Española se refiere al término “Gregario”, señalando la vida animal “en rebaño o manada” y a la vida humana “en compañía de otros sin distinción”… notamos la exclusión expresa de la “jerarquía” en tal definición, por lo que asumimos que la aparición de la “subordinación” corrompe el carácter gregario de la convivencia.
Partiendo de que nos proponemos en esta serie de reflexiones, exaltar el nexo de nuestro Estadio Interior con el Ambiente que compartimos, partiendo de que el bienestar individual es reflejo del bienestar colectivo y éste de la armonía del entorno; entonces las jerarquías deben ser lo menos perturbadoras posible para el logro y pervivencia del bienestar.
En la realidad actual del ambiente, privan diversas formas de jerarquía en todo su entramado.
Desde la relación entre padres e hijos de corta edad, hasta la relación entre hijos y padres ancianos, pasando por los roles de jefe o subordinado que nos toca vivir en las muchas actividades que realizamos en nuestra existencia, son pocos los momentos en los cuales compartimos una armónica comunión de pensamientos o una dinámica constructiva, con igualdad de oportunidades de aporte para todos los integrantes.
Organizando las ideas que hemos colocado sobre la mesa podemos concluir que en preservación de nuestro satisfactorio Estado Interior debemos procurar un Ambiente de convivencia confortable, y este, dadas las inevitables jerarquías, tenemos que llevarlo a ser armónico, desde la posición en la que nos encontremos.
Esta “tarea” podría parecer imposible en algunas circunstancias, pero les daré un secreto: Ensayen un trato y un lenguaje claro y amable, hasta hacerlo habitual y contagioso en todos sus grupos de convivencia (disminuyendo hasta su completa eliminación, todo término y actitud soez y amenazante) y se asombrarán de la velocidad con la que “amaina la tormenta” y aumenta el placer de vivir con ustedes mismos y sus acompañantes de vida, además del aumento notable de la productividad.
LA COMUNICACIÓN LUMINOSA CREA LUZ INTERIOR