De RT, Gollinger y Keiser Report
El permanente, despiadado e ilegal acose que se le viene aplicando al gobierno de Venezuela, y en especial en contra de su pueblo (que a fin de cuentas resulta el verdadero "blanco" de tan macabra estrategia) parece no tener limites y ha venido reeditando, como de costumbre, infames estrategias empleadas en el pasado.
Sobre Venezuela no solo han caído "las siete plagas de Egipto" sino la peor de estos últimos siglos: la peste de la Traición. El permanente ataque de una izquierda que autodefinida como "culta y aristocrática", parece haberle "quitado el habla" por supuestamente haber traicionado la causa revolucionaria.
Mientras el gobierno venezolano continúa siendo el dolor de cabeza y "blanco" predilecto del más acérrimo e encolerizado enemigo de la Izquierda. Un Imperialismo Internacional que no pierde ocasión para acusar a este país de ser "una amenaza inusual y extraordinaria", y fragua planes para su inmediata intervención militar.
Ambigüedad que casi al calco se vivío en el pasado con lo que se conocería como "Francia: la deserción de los intelectuales de izquierda". Documentos desclasificados, que datan de la posguerra, desenmascaran la desvergonzada postura de aquellla "impoluta y docta" izquierda de aquel entonces (https://www.cia.gov/library/readingroom/docs/CIA-RDP86S00588R000300380001-5.PDF).
En la que sujetos de la talla de Michel Foucault, Jacques Lacan y Roland Barthes fueron algunos intelectuales reclutados por la CIA para que desde su académica "torre de marfil" volvieran "armas" en contra de la URSS, quien para aquel entonces emergía como el único equilibrio de poder contra quien ya sanguinariamente comenzaba a sacar sus "garras".
Afortunadamente el soporte intelectual de la actual izquierda no solo dista mucho de la solvencia y riqueza reflexiva de los intelectuales de aquel entonces, sino que ha quedado relegada a una suerte de Tartufos de la Opinión, inexplicablemente menos cultos pero con propiedades escenicas que incluso les permiten representar cierta asombrosa credibilidad.
El Gobierno de Venezuela se encuentra sumergido en una crisis económica que no solo ha sido creada en los laboratorios internacionales sino de la innegociada necesidad de hacer de sus incomensurables riquezas un botín de guerra.
Desde impedir que pueda de sus diferentes cuentas bancarias girar pagos hacia terceros para la adquisición de comida y medicinas, las grandes corporaciones mediáticas escandalizan al mundo acusando al gobierno del presidente Maduro sobre la supuesta Crisis Humanitaria que vive su país.
Buscando claramente preparar una intervención militar multinacional para definitivamente "socorrer" y doblegar a quien poco o nada parece importar y que sin embargo resulta obligado en todas sus declaraciones, contra él han ensayado de todo, menos intentar oírlo.
Desde RT (Rusia Today) hemos venido persiviendo el disimulado, pero igualmente desagradable, hedor de quienes operando desde las acostumbradas posturas "críticas", coqueteando con los intereses gringos, buscan convencer que con Chávez murió la revolución bolivariana, y que Maduro la traicionó.
Quién sino el gobierno norteamericano el más interesado de que el actual gobierno de Venezuela traicione y abandone la obra y el legado de Chávez. De haberse concretado esta traición seguramente Maduro en este momento estaría comodamente protegido en su regazo, y no en la mirilla telescópica de sus asesinos.
Las riquezas de Venezuela le son cada día más urgentes para poder enfrentar el papel que ha venido asumiendo Rusia y China a nivel internacional. El tambaleante estado de su economía le obliga cuando antes asegurarse lo que del Medio Oriente no les está llegando.
El gobierno venezolano necesita de inmediato ser cuestionado y aislado. No se le puede perdonar que haya sido su pueblo, como verdaderos "intelectuales orgánicos", los que hayan mantenido durante más de 20 años, desenmascarando viejos tabues clasistas, un proceso independiente y nacionalista en una de las naciones más ricas del planeta.
Solo una izquierda vendida, como como la de la posguerra, puede estar de acuerdo que las inmensas riquezas de Venezuela les sean saqueadas e invertidas por los EE.UU. en nuevas guerras, a preferir que continúen permaneciendo en manos de los venezolanos, apalancando su porvenir.
Sería lamentable que el destino de RT sea el que siguió Al Jazeera, la que después de alcanzar un interesante papel terminó siendo comprada por aquellos intereses a los que les resultaba más rentable "silenciarla" que continuar manteniéndola como una verdadera "ventana" de la realidad del Medio Oriente.
El caso de Eva Gollinger resulta uno de los casos que menos debiera de preocupar ni interesar. Ella misma se está encargando de aburrir con el melodramático y cuestionable papel que encarna. Surgida de la nada, rapidamente escalando notoriedad a partir de la defensa de quien ahora desconoce, la hacen un producto de poco fiar.
Cada día le cuesta mantener aquella postura que asumió pretendiendo escenificar a Snowden, como una rebelde y valiente norteamericana que desde las entrañas del propio imperio, opresor y asesino, alza su voz por los más desposeídos.
Keyser Report también nos resulta otro "caballo de Troya" que con el imperativo de desnudar de manera ocurrente y graciosa el oscuro mundo de las finanzas no deja de ventilar y proponer el hedor de una visión profundamente monetarista, que además de haber sido su escuela le condiciona la manera de ereguirse como supuesto gurú de las criptodivisas.
Los incipientes pero igualmente trascendentales acercamientos que la Comunidad Económica Europea viene intentando con la cancillería venezolana, reflejan una evidente realidad, nadie, a no ser Israel, en el mundo le convendría que EE.UU. logre hacerse de las riquezas de Venezuela.
Mucho menos sería el escenario más propicio para que Rusia, China e Irán se interpusieran en su cada vez más demencial intento de apoderarse del mundo. En un escenario como ese sería practicamente imposible la paz, la autodeterminación de los pueblos y el multilateralismo en el mundo.
RT debería saberlo y considerarlo, si aún no se ha vendido...