Un pan con café (cuento breve)
Gente buena de Steemit: Dejo aquí para su lectura otro cuento breve sobre un episodio de la historia de los países latinoamericanos. Espero que sea de su agrado.
Como siempre, con el agradecimiento a #venezolanossteem por el apoyo, y @marcybetancourt y @solperez por llevar la riendas de la comunidad.
Saludos.
Ayacucho, 10 de diciembre de 1824
El sargento Cordero aplica una pomada, que no tiene idea de dónde ha salido, a su herida. Y aunque el dolor en su brazo es muy intenso, siente una extraña alegría. El comandante de su pelotón, el capitán Roscio, lo felicita y él, todavía con dolor, abraza con euforia al comandante. No es consciente de ello, pero con la derrota del Virrey las tropas españolas ya han quedado totalmente desmoralizadas. No hay manera de que aquel triunfo no haya acabado con algo que el sargento Cordero no sabe exactamente qué es, pero que ya no va más. La energía de haber cerrado el ciclo de algo se siente en medio de aquel ambiente lleno del olor de la sangre y la pólvora.
El sargento Cordero tiene todavía, en el cuerpo, la sensación de quien acaba de matar a varios hombres con sus propias manos. Piensa, con algo de vergüenza, que ayer en la batalla hubo momentos en los que sintió muchas ganas de evacuar sus intestinos. También tuvo hambre en algunos momentos. Cierra los ojos y puede volver a escuchar los gritos de miedo de los que estaban en la batalla. Es imposible no pensar también que tuvo ganas de matar; para nada se siente orgulloso de eso. De hecho, vio los ojos horrorizados de personas que había visto por primera vez y que él había asesinado. El sopor de las altas temperaturas lo saca momentáneamente de sus pensamientos.
El Mariscal, en persona, ha ido a felicitar al sargento Cordero. Se para firme, como puede, ante el general Sucre, pero sigue pensando que tiene hambre. De pronto, vuelve a la batalla y aunque fue apenas ayer, tiene la sensación de que han pasado ya varios días. El general Sucre le está diciendo algo, pero él no presta mucha atención, sigue pensando en que le gustaría estar en Mérida, comiendo los panes que hace su madre.