Sant Gil, la campana, la cruz y la olla
Núria cuenta con un interesantísimo historial de leyendas, pero sin lugar a dudas, el relato por exceléncia es el que describe el hallazgo de la Vírgen. Pese a ser oriundo de Atenas, la leyenda cuenta que hacia el año 700, el Obispo San Gil llegó al valle de Núria procedente de Nimes, donde había fundado un monasterio. San Gil vivió en Núria durante cuatro años, buscando la paz y la tranquilidad de la vida eremítica. Pasaba los días entregado a la oración y a la fabricación de sus propios iconos, entre ellos, la imagen de la Virgen de Núria. Dice la tradición que, cuando San Gil llegó al valle, trajo una cruz con él, alojándose en una cueva que ahora lleva su nombre, donde levantó una pequeña capilla dejando en su interior la actual imagen de la Virgen (en realidad la imagen es de los siglos XII-XIII). El Santo dedicaba una parte de su tiempo a convivir con los pastores que llevaban el ganado a los prados, compartiendo con ellos sus viandas, un poco de grano cocinado en una olla de cobre, y cuando la comida estaba preparada, San Gil hacía sonar una campana para avisar a los comensales. Siguiendo con el relato tradicional, en el año 704, Sant Gil, perseguido por el rei visigodo Vitisa (Witiza), reconocido iconoclasta que luchaba contra la adoración a las tallas y los iconos cristianos, huyó hacia el sur de la península Ibérica dejando bien escondido su pequeño tesoro: la imagen de la Virgen de Núria. Junto a la Virgen, el santo escondió la olla que utilizaba para hacer la comida, la cruz que presidía sus rezos y la campana con la que llamaba a los pastores para que vinieran a comer. En 1072, Amadeo, un peregrino llegado de Damasco (Siria), guiado por un ángel, se instaló en el valle en busca de unas reliquias de la Vírgen María. Su profunda fe le dio fuerzas para levantar una capilla a la que acudirian los peregrinos, atraidos por la posibilidad de encontrar señales de la Vírgen. La tradición fecha en 1079 el año en el que la Virgen, la cruz, la campana y la olla fueran halladas por unos pastores, trasladándose a la capilla que Amadeo habia levantado siete años atrás, pues les fue imposible bajarla en procesión hasta Queralps (parece ser que la Vírgen no pudo pasar de la Creu d´En Riba y los aldeanos pensaron que queria quedarse en Núria). La mas curioso de toda esta historia es que la imagen de la Virgen de Núria que podemos venerar en el Santuario es una talla de madera de estilo románico fechada entre los siglos XII y XIII. Las coincidencias en las diferentes historias que se conocen sobre Vírgenes encontradas dentro de nuestra geografia, podrian estar relacionadas con un hecho en común. La imagen de la Vírgen de Núria se situa en el mismo periodo de tiempo en el que se descubrieron las imágenes de la Vírgen de Tura (Olot), la de Meritxell (Andorra) y la del Claustre en Solsona. Todas son imágenes de estilo románico o de transición entre el románico y el gótico y no siempre talladas en madera y bien podrian haber sido escondidas con el propósito de fomentar la fe entre los habitantes de las poblaciones cercanas. El hecho de encontrar una imagen de la Vírgen Maria podia asociarse a un milagro o a una señal divina, aportando las dosis necesarias de misticismo y espiritualidad para mantener unidos a los feligreses.
Según nos narra el presbítero Fortià i Solà en su obra “Història de Núria”, el anacronismo que se ha constatado entre la escultura de la Vírgen y los primeros indicios de culto religioso a Núria, podria estar relacionado con los cátaros. En el año 1198, Ramon Roger de Foix y Arnau de Castellbò, nobles del Urgel convertidos al catarismo, lideraron una invasión albigense por toda la región, cuyo principal objetivo fueron las iglesias. Fortià i Solà cree posible en sus escritos que los cátaros llegaran a Núria y que destruyeran la primitiva imagen de la Vírgen, justificando de este modo que la actual imagen fuera tallada tras estos hechos. Aunque sus rasgos son primitivos, la talla todavía consera su policromía original, mostrando a la Vígen Maria con el niño Jesús sentado sobre su rodilla izquierda. El pequeño mantiene una de sus manos en alto, en señal de bendición. Tanto la Vírgen como el pequeño visten túnica y manto. Antes de ser restaurada, la imagen presentaba un color oscuro, parecido al de la Vírgen de Montserrat, provocado en parte por la humedad, los cambios de temperatura, el humo de las velas y el paso del tiempo.
Breve historia del valle de Núria y el santuario
Las cuevas próximas a Núria (Rialb, Queralbs, Fustanyà…) alojaron a los primeros pobladores de la región, que vivían de la caza, la ganadería y la agricultura. La presencia de restos humanos, herramientas, cerámicas, pinturas y construcciones megalíticas demuestran que esta zona ya estaba habitada en el Paleolítico y el Neolítico. Cerca del Salt del Sastre, en el “camí vell” de Queralps a Núria, existieron unas minas de cobre donde se han encontrado herramientas de la edad romana, lo cual nos indica que las minas ya eran conocidas y explotadas en aquellos tiempos. En el siglo X, el valle de Ribes de Freser pertenecía a la casa de Cerdanya. Entre los años 1002 y 1003, Oliba renunció a su título de conde de Cerdanya y Besalú para ingresar como novicio en el monasterio benedictino de Santa María de Ripoll, cenobio que pertenecía a su familia y del que fue elegido abad en el año 1008, ostentando desde entonces los títulos de abad de Santa María del Canigó y de San Miguel de Cuixá. El abad Oliba cedió los derechos de pastoreo de la Coma de la Vaca y la Coma del Freser al monasterio de Sant Joan de les Abadesses, convirtiéndose en el propietario de las tierras que rodeaban el valle de Núria. El valle aparece reflejado en un texto por vez primera en 1087, cuando Guillem Ramón I de Cerdanya, bisnieto del abad Oliba, autorizó al monasterio de Santa María de Ripoll a apacentar el ganado en los pastos de “las sets valls” de Núria. El monaserio de Ripoll, al igual que el de Sant Joan de les Abadesses, habia sido fundado por Wuifredo el Velloso. El escrito que daba fe de dicha cesión está considerado como el primer documento que hace referencia explícita a Núria, denominándola “Annuria”. La leyenda hace coincidir este acontecimiento histórico con la construcción de una pequeña capilla y el hallazgo de la imagen de la Vírgen de Núria (1079). Durante la Edad Media (1162) se construyó junto a la capilla de Núria un pequeño hospital, con la intención de atender a los viajeros y peregrinos que cruzaban hacia Francia y a los pastores de la región. En los siglos XIII y XIV, uno o dos presbíteros guardaban la pequeña capilla y el hospital, fundando con el paso de los años una cofradia que recibió indulgencias papales en 1162 (Alejandro III), 1338 y 1638 (por aquel entonces, el hospital y la cofradia poseian bienes territoriales de la Cerdanya y el Ripollés). Por aquellos tiempos, el valle de Ribes formaba parte de la subveguería de Ribes que, hasta el siglo XVI, estuvo vinculada a la veguería de la Cerdanya. A partir de entonces, pasó a formar parte de la subveguería de Comprodón y a la subveguería de Berga. A nivel religioso, el valle de Ribes y Núria siempre han pertenecido al obispado de Urgell.
Los terremotos de 1427 y 1428 destruyeron el hospital de Núria y la capilla, siendo reconstruidos parcialmente en 1449 gracias a la ayuda de la Reina María de Castilla, esposa de Alfonso el Magnánimo. A partir de 1460, la capilla se convirtió en un pequeño Santuario y los vecinos y un rector de Queralps pasaron a encargarse del mantenimiento y la conservación del Santuario de Núria y del nuevo hospital contiguo. A pocos metros del Santuario, junto al camino que desciende hacia Queralps, se construyó en 1615 la primera ermita dedicada a Sant Gil, en el mismo lugar donde se encontró la imagen de la Vírgen. Una vez la ermita empezó a recibir fieles, todo el valle en general experimentó un aumento notable de visitantes, obligando a convertir en albergue el pequeño hospital (entre 1640 y 1648) a la vez que se reconstruia el Santuario (en 1728 se añadiria un camarín para la Vírgen). En el siglo XVII, las tropas francesas invadieron el valle a raíz de la Guerra “dels Segadors” (1640-1652) y del conflicto bélico que Castilla y Francia mantenían desde 1635. La confrontación finalizó con el Tratado de los Pirineos (1659), que cedía el Vallespir, el Rosselló, el Conflent, el Capcir y una parte de la Cerdanya a Francia. Desde entonces, Núria se convirtió en el límite territorial entre España y Francia, facilitando el desarrollo del contrabando y la aparición de bandoleros. Contribuyó a la popularidad de Santuario la obra de Francesc Marés “Historia y milagros de la Sagrada Imagen de Nuestra Señora de Núria”, escrita poco antes de 1666 y reimpresa muchas veces hasta finales del siglo XIX. Modelo en su género, la obra de Marés recogia en cada nueva edición nuevos milagros. Tras la Guerra de Sucesión, la ocupación napoleónica, los conflictos entre liberales y absolutistas y las guerras carlistas, llegó una etapa de relativa calma al valle de Núria, que llegó a alojar en 1823 al general Espoz y Mina, durante la ofensiva contra la regencia de Urgell.
A mediados del siglo XIX se construyeron los nuevos edificios destinados a alojar a los peregrinos que visitaban Núria y en 1883, bajo la dirección de Calixte Freixe, se colocó la primera piedra del actual Santuario, inaugurándose en 1911. En 1931 se iniciaron las obras de la Casa de San Gil, que se convertiria en el Hotel Vall de Núria y se levantó el ala destinada a los apartamentos. Después de la proclamación de la II República el 14 de abril de 1931, el Parlamento de Cataluña decidió que la redacción del proyecto del Estatuto de Autonomía tendria lugar en el Santuario de Núria. En el mes de junio del mismo año, una ponencia designada a tal efecto subió a Núria y pasó allí tres días. El proyecto de Estatuto se redactó en la habitación 202 del hotel (que actualmente es la 225). Después de que el Estatuto recibiera la conformidad de los gobernantes municipales, el pueblo lo refrendó en las urnas el 2 de agosto de 1931 con una participación del 75 % y el 99 % de votos a favor. El texto, conocido popularmente como “Estatut de Núria” o “Estatut de 1932” fue aprobado por las Cortes el 9 de septiembre de 1932. El 22 de julio de 1936, tres dias después del inicio de la Guerra Civil, el rector de la parroquia, el capellán Ventura Carrera, se escapó a Francia por el Coll de Finestrelles, cargando con la imagen de la Vírgen de Núria y otros enseres de valor. Queria salvar a la Vírgen de los milicianos y de la quema indiscriminada de objetivos religiosos.
La imagen estuvo oculta en Suiza hasta 1941, año en el que regresó al Santuario de Núria. La Generalitat de Catalunya se hizo cargo del Santuario y en 1937 lo convirtió en un hospital para los heridos en la contienda. Al término de la guerra, el ejercito de Franco instaló en el valle un puesto de vigilancia y control a cargo del ejército. En 1946 se modificó la fachada del santuario y en 1963 se inauguró el Via Crucis. Tras unos años de tranquilidad, el 9 de julio de 1967 la Vírgen fue secuestrada por un grupo de cristianos catalanes, en un acto de propaganda contra el régimen franquista, que imponía obispos de ocupación castellanos en Cataluña. Los secuestradores bajaron a pié hasta Queralbs y de aquí en coche hacia Girona. Finalmente trasladaron la imagen a una casa rural del Vallès y de aquí hasta un piso de Barcelona.
El entonces ministro de Información y Turismo, Manuel Fraga, dio la consigna de no hablar más del hecho hasta que se detuvieran a los autores, pero a pesar de sus intensas pesquisas, ni la policía ni la Guardia Civil no consiguieron nunca encontrarlos.
Por otra parte, se hubo de coronar canónicamente una reproducción de la imagen original, no asistió el nuncio del Papa como estaba previsto y la fiesta resultó insípida. Unos años más tarde, exactamente el 29 de enero de 1972 el abogado barcelonés y luego senador Josep Benet devolvió la imagen al obispo de Urgell, que era Joan Martí Alanís, hablando simpre bajo secreto de confesión. Se habían cumplido buena parte de las condiciones que habían puesto los secuestradores. El obispo castellano Marcelo González había dejado la sede de Barcelona unas semanas antes, el Abad Escarré había vuelto de su exilio, aunque ya difunto, y el general Franco había renunciado al privilegio de presentar candidatos al Vaticano para nombrar nuevos prelados.
Con el paso de los años, el Santuario de Núria empezó a evolucionar, siendo necesarias varias renovaciones y ampliaciones hasta llegar al presente, con el Santuario en forma de cuadrado abierto por uno de los lados. Actualmente, si miramos hacia el lago, a la derecha de la iglesia encontramos el Hotel Vall de Núria y a la izquierda los apartamentos y las nuevas habitaciones del hotel, recientemente renovados, ofreciendo una mayor comodidad al visitante (el hotel se encuentra inmerso en la renovación de todas sus habitaciones).
La Vírgen de Núria es la patrona del obispado de Urgell y de los pastores del Pirineo, que la consideran la patrona de la fertilidad. Según la tradición, la Vírgen es capaz de ayudar a vencer la esterilidad femenina si las mujeres colocan su cabeza bajo la olla de San Gil y hacen tocar la campana al mismo tiempo. Cada repique representa un hijo con el que se espera que la Virgen la bendiga. Desde 1983 la Vírgen de Núria es también la patrona de los esquiadores catalanes. Su festividad se celebra el dia 8 de septiembre. Otras fiestas importantes a tener en cuenta son el 29 de junio (San Pedro), fecha en la que el Santuario antiguamente abria sus puertas, cerrándolas el dia de San Miguel, el 29 de septiembre. El dia 1 de septiembre se celebra la fiesta de San Gil, dedicada a los pastores. Con la llegada del cremallera el santuario pudo abrir durante todo el año.
80 años del ferrocarril cremallera
Antes de la inauguración del ferrocarril cremallera del valle de Núria, el 22 de marzo de 1931, el Santuario y su entorno vivian aislados de la civilización, obligando a transportar todo el material que se necesitaba para realizar el mantenimiento cotidiano del Santuario o para construir nuevas instalaciones, a pié o en mulas, a través del camino viejo de Queralps a Núria o por Fontalba. Los arrieros, que realizaban el transporte con sus animales de carga, se enfrentaban a un trayecto largo y lleno de dificultades, soportando copiosas nevadas en invierno y los problemas que conlleva el deshielo en primavera. Los devotos de la Virgen de Núria que querían visitar el Santuario tenían el mismo problema. Para acceder, tenían que andar tres o cuatro horas en sentido ascendente, complicándose la subida con la llegada de las primeras nieves. Cuando, por San Pedro, el 29 de junio, se volvía a abrir el Santuario, no era extraño encontrar el camino dañado a consecuencia de las nevadas y el deshielo. A partir de 1916, el Santuario empezó a abrir sus puertas durante el invierno, un buen alciente no solo para los peregrinos, sino también para esquiadores, alpinistas y excursionistas, que por aquel entonces empezaban a extender sus actividades por los principales macizos del Pirineo. A pesar de que los alpinistas traian consigo un equipo técnico superior al de los peregrinos, estos también debían realizar un gran esfuerzo a la hora de subir hasta Núria para practicar su deporte favorito. En 1917 se empezó a plantear la necesidad de construir una carretera o un funicular que llegara hasta Núria. El obispo de Urgell, Joan Benlloch y su sucesor, Justí Guitart, eran entusiastas partidarios de esta solución pues ambos creian que la construcción de un ferrocarril o podía aumentar el número de peregrinos del Santuario de la Virgen de Núria. Un después se optó por construir una via férrea entre Ribes de Freser y Núria, descartando por completo la idea de la carretera. Pese a que en 1920 la idea del funicular todavía flotaba en el ambiente, cuatro años mas tarde se descartó el funicular y cobró fuerza la idea del ferrocarril cremallera, siguiendo el ejemplo de los Alpes y las Montañas Rocosas en Estados Unidos. El 20 de noviembre de 1926, el Gobierno de España sio luz verde al proyecto y justo un años después, la empresa Ferrocarriles de Montaña a Grandes Pendientes (FMGP), responsable del cremallera de Montserrat, obtuvo la concesión. Las obras se iniciaron el 24 de mayo de 1928, bajo la dirección de Fenech y Muñoz. La construcción de la vía, junto con los túneles, los puentes y los viaductos se inició simultaneamente en Núria y en Ribes de Freser. Para realizar una obra de tamañas características se contrató un número aproximado de 800 obreros, llegando a los mil en verano. Los railes (1.000mm) y la cremallera no se empezaron a instalar hasta principios de 1930, colocándose en sentido ascendente. De este modo, las locomotoras y los vagones que ponian a prueba la línea ayudabana trasladar a los obreros y todo el material. El 30 de diciembre de 1930 se hizo un primer viaje de prueba con una locomotora de vapor procedente de Montserrat. El 22 de marzo de 1931 se inauguró oficialmente el ferrocarril cremallera de Vall de Núria, con una longitud total del trayecto de 12,5km, 7 de ellos en cremallera y 5,5km en adherencia.
La línea supera 1.058m de desnivel utilizando el sistema de cremallera de diente doble fabricado por la Societé de Usines de L. Van Roll de Suiza, que permite remontar pendientes de hasta el 15% (en el tramo de adherencia la pendiente máxima es del 5,5%). En 1935 se inauguró la estación de Ribes-Enllaç, conectando la línea con el ferrocarril de Barcelona a Puigcerdà y la Tour de Querol. La Guerra Civil obliga a realizar ajustes en los horarios y el cremallera funciona intermitentemente hasta 1939. En 1953 se inició la construcción de la actual estación de Núria, potenciándose el esquí y el alpinismo en la zona. Tras las graves inundaciones que asolaron muchas zonas de montaña de España, (el Valle de Núria incluido) en 1982 la Generalitat de Catalunya invierte en el Consejo de Administración de la empresa concesionaria (FMGP). El 2 de enero de 1984 el cremallera se incorpora a la red de la FGC (Ferrocarriles de la Generalitat de Catalunya). En 1985 entran en servicio los nuevos automotores dobles de la sere Beh 4/8 construidos en Barcelona por la Maquinista Terrestre y Marítima con licencia de la empresa suiza SLM. Poco a poco la línea, las estaciones y el material móvil se van adaptando al presente, renovándose la vía en el tramo de cremallera entre 1998 y 1999. En 2003 entran en servicio dos nuevos automotores articulados de la serie GTW 2/6 construidos en Suiza por la firma Stadler. En la actualidad, la línea se ha renovado totalmente, catenaria incluida. Se ha construido una nueva subcentral eléctrica en Núria y se ha sustituido el aparato de transición a cremallera adaptándolo a las nueva serie GTW (la misma que cubre la línea entre Täsch y Zermatt en Suiza). El nuevo túnel del Roc de Dui (1.350m) ha reducido el tiempo de viaje (40 minutos entre Ribes de Freser y Núria) a la vez que ha aumentado la seguridad y la comodidad de los pasajeros.