En esta ocasión te escribo para despedirme, que aunque ya no estarás físicamente, lo vas a estar en todos esos recuerdos que quedaron plasmados en mi memoria; para recordar cuán hermoso fue, es y será coincidir en esta vida contigo.

Estás hecho de valentía pura, de eso que a muchos les da miedo admitir; salir adelante y saber que quizás no funcionó pero que aún así tienes la fuerza para levantarte.

Puede que lleguen pequeños ratos de tristeza y en ocasiones puedes rendirte, pero te he visto luchar como nadie. Tal vez sólo quieras dejar que las estrellas te iluminen pero déjame decirte que tu alma es una de las mejores que podrían hallarse.

Inspiras, tienes esa reacción invaluable en las personas, de transportarlas, de conmoverlas.
Eres de esas personas que se convierten en hogares y no necesitas más que creer en ti mismo.

Quiero que me digas algo que no sepa, como que a veces te pierdes en el inmeso océano que llevas dentro.
Que llegas tarde a todos los sitios porque vives en el pasado.
Que eres feliz.
Que lo intentas.
O que de puntillas, llegas a tocar las nubes de mi cabeza.

Eres de la vida, le perteneces a tus sueños. Eres arte, a veces tan sencillo como un verso, otras, tan complejo como un cuadro, pero nunca nadie que pasa por ti, se va indiferente.

Te deseo un fiel del mar, para que jamás derrote las olas de tus lagrimales, para que acepte que un día serás calma y al otro tempestad y aún así, decida volver a ti cada día.

Ya casi terminas de leer y de nuevo tan solo tú comprendes a la perfección lo que digo y aún cuando mis palabras te cuesten aceptar, entenderás que eres tan valiente y que mi admiración por ti va más allá de lo especial que eres.

Mira donde el tiempo nos dejó, mirándonos el alma diciéndonos adiós
En el camino te estaré encontrando, no se donde no se cuando
Para amarnos otra vez