Venecia, una ciudad vieja pero orgullosa de serlo
Me gustaría empezar diciendo que estuve en Venecia hace 5 años más o menos, en un viaje con el instituto y tengo que reconocer que no fue una ciudad que me impresionó para nada. Durante este segundo día allí (que no es ni mucho menos suficiente para aprovechar al 100% la ciudad) reflexioné mucho cuál era la razón por la que no me llevé un buen recuerdo mientras, tras cada esquina resdescubría esta magnífica ciudad. Después de mucho pensar he llegado a la conclusión que debe ser que como fue un viaje con tanto amigos, la verdad es que no dormimos mucho y estaba pensando más en dormir que en otra cosa, y supongo que tras visitar otras tantas grandes ciudades italianas como hicimos un poco te inmunizas al asombro.
Mi redescubrimiento
Llegamos por la mañana a la estación de tren y nada más salir y me di cuenta que la idea que tenía de Venecia era equivocada. La vista del gran canal y un edificio con una cúpula de color verde oxidado nos hizo entretenernos en las primeras de muchas fotografía del día.
No teníamos una ruta predeterminada y sin tener mucha idea de qué hacer nos dedicamos básicamente a pasear todo el día. Obviamente quería ver la catedral que un amigo me había dicho que le impresionó así que sin más empezamos a callejear con una ligera idea de dónde estaba esta.
En nuestro camino, sin dejar de repetir: ¡qué bonita es!, me di cuenta de que es una ciudad muy vieja. Parece que no se vende la pintura allí y que los edificios solo se pintaron cuando se construyeron. Aun así los muros llenos de humedades, verdina por todas parte y paredes desconchadas le dan un espíritu único a la ciudad que luce con orgullo el evidente paso del tiempo.
Los canales son a veces molestos y dificultan el paseo pero en las dos veces que he estado nunca me ha parecido que oliera mal en la ciudad como en tantas ocasiones he escuchado decir. Obviamente no es Viena donde no se ve un papel en el suelo, pero para ser Italia y con los canales que deben acumular porquería y ser difíciles de limpiar me sorprendió gratamente en limpieza.
Después de nuestro paseo entre una tremenda cantidad de turistas asiáticos por fin llegamos a la catedral que por fuera parece un castillo de una película Disney solo que más bonita, por dentro no decepciona con suelos de mosaicos hipnóticos y todo de un color dorado que parece de otro mundo.
Cuando llegamos había una cola enorme para entrar así que seguimos paseando por Riva degli Schiavoni que está llena de turistas hasta que cruzas un puente y todos desaparecen, y seguimos por la Via Giuseppe Garibaldi que es un calle ancha (muy raro en Venecia) poco turistica pero con encanto que termina en un parquecito.
Cuando volvíamos al centro para comer vimos que la cola de la catedral se había disipado y aprovechamos para entrar y después fuimos a comer. Cuando volvimos para visitar el Palazzo Ducale ya era demasiado tarde y estaba cerrado. Así que después de comer nos dedicamos a pasear el resto del día hasta que a las 7 cogimos el tren de vuelta. Si hay una cosa que puedes hacer el Venecia es pasear sin miedo a aburrirte.
Comida
Para comer, una amiga italiana que estudió allí me dio algunas recomendaciones. El sitio al que fuimos era parecido a tapas, donde nos pusieron rodajas de pan con algo de chacina y quesos y con las palabras de mi amiga: ...con eso y un poco de proseco no te puedes equivocar.
Os dejo una lista de los sitios que me recomendó por si queréis echarle un ojo:
- Cantione già Schiavi
- Alla ciurna
- All'arco (sitio al que fuimos nosotros)
- Vino Vero
- Bacareto de Lele