Capítulo 12.- Marrakech. Puesta de sol desde el Café de France.
Después de comer en el restaurante 7 Saints el típico taj'in y unos buenos postres nos perdimos entre el gentío de la plaza.
Mi hijo, Joel, quería probar que se siente con una serpiente alrededor del cuello... Ahora ya lo sabe.
Una amiga mía, María Montserrat, que había estado en Marrakech semanas atrás, me había informado que no podíamos dejar de ver la puesta de sol desde la plaza Jemaal al Fnac, en la terraza de alguno de los cafés que hay en ella. La amiga nos recomendó la terraza del Café de France.
Teneis que ir con tiempo, nos dijo, por que se llena de gente y es preciso ocupar un buen lugar para ver la puesta en condiciones. Así lo hicimos.
Con antelación ya estábamos en la terraza para tomar un buen té de menta. No había nadie todavía. Desde mi posición privilegiada pude satisfacer mis deseos de buen voyeur que soy y plasmar en la cámara el paso del tiempo y la vida intensa que bullía en la plaza.
Pude captar el canto del almuecín, desde el alminar, llamando a la oración. Un privilegio.
Poco a poco, la terraza del Café de France se fue llenando de turistas con la misma intención que nosotros: Contemplar
la puesta de sol.
El sol se puso, lentamente, tras las casas lejanas de la ciudad... mientras en la plaza el gentío, la música y los cantos iban en aumento.
Fue una experiencia bonita, compartida y de buen recuerdo. Gracias María Montserrat por tu recomendación. Nosotros lo recomendamos también a cualquiera que vaya a Marrakech.
Para el día siguiente habíamos programado una excursión de primera: Las Cascadas de Ouzoud.