Isla Grande – Brasil, un pedazo de paraíso
En mi paso por el estado de Río de Janeiro, luego de conocer la ciudad, quise explorar un poco las afueras y me encontré con la existencia de Ilha Grande (Isla Grande), ubicada frente al litoral oeste, área denominada Costa Verde por sus laderas y montañas cubiertas de Selva Atlántica que dan al mar.
Para llegar allí fui a la ciudad de Angra dos Reis, desde su puerto salen los barcos para Isla Grande. El reloj marcaba un poco más de las tres de la tarde cuando pregunté en la taquilla a qué hora salía el próximo viaje, ¡tuve suerte! el último partía a las cuatro. Compré mi boleto y mientras llegaba la hora fui al Centro de Informaciones Turísticas cerca de allí para ver si había mapa del lugar, y sí, me dieron uno gratis. Me gusta tener mi mapa para orientarme y planear itinerarios, aunque no siempre los cumpla jejeje.
El pequeño catamarán en el que embarqué se llenó, mientras iba cayendo el sol la brisa del mar se puso un poco fría y no tenía un suéter a mano, afortunadamente el viaje no es muy largo, menos de una hora.
El punto de llegada es Vila do Abraâo, el único núcleo urbano de la isla con unos 3 mil habitantes, donde están las posadas, restaurantes, algunas tienditas y cibercafés y agencias de paseos turísticos.
Los automóviles están prohibidos aquí, los únicos que circulan son el camión del aseo, el de los bomberos y el vehículo de la policía. Aparte de algunas calles principales que están adoquinadas, el resto de los caminos son de tierra.
Isla Grande tiene un pasado singular, originalmente fue habitada por los indios Tamoios y Tupinambás, quienes abrieron los senderos que se utilizan hasta hoy en día. Luego de la colonización y hasta el siglo XVIII era guarida de piratas ingleses, holandeses y franceses, quienes la usaban para abastecerse de agua, frutas y leña. Después eran los traficantes de esclavos los que se refugiaban allí, hasta que a finales del siglo XIX la armada brasileña comenzó a patrullar sus aguas.
Sin embargo, el escaso desarrollo urbano y la naturaleza casi intacta que conserva hasta hoy se debe al aislamiento en el que se mantuvo por mucho tiempo. En 1871 se edificó cerca del pueblo de Abraâo el Lazareto, un lugar para poner en cuarentena a los enfermos que llegaban del extranjero, que más tarde fue una colonia para leprosos hasta 1913 y luego en 1932 fue renovado y convertido en una cárcel que funcionó hasta 1954, cuando el gobierno decidió demolerla y transferir a los presos para la zona sur de la isla, en Dois Ríos, a otra cárcel que funcionaba allí desde 1903, el Penal Cândido Mendes, también conocido como La Caldera del Diablo (donde estaban recluidos tanto criminales comunes como presos políticos), que fue cerrado y demolido en 1994.
Por estas razones Isla Grande tenía mala fama y nadie apostó a su desarrollo turístico sino después de que dejó de ser una isla-presidio, lo que me parece excelente porque gracias a eso actualmente es una opción magnífica para los viajeros que buscamos naturaleza en su estado salvaje. Desde 1971 quedó protegida al ser declarada Parque Estatal.
En sus 192 km² tiene unas 102 playas, 16 senderos por los que se puede llegar a varias de ellas y muchas actividades para hacer: buceo, snorkeling, kayak, surf... Como sólo iba a estar dos días, decidí hacer primero una caminata y luego un circuito en barco.
La excursión que escogí hacer el primer día fue a la playa Lopes Mendes, a 6,1 km del pueblo. Amo el senderismo y estaba ansiosa por sumergirme en la Selva Atlántica. Llevé mi bolsito con agua y varias cosas para comer y me fui rumbo a donde comenzaba el camino, muy cerca de la posada donde me estaba quedando. No sé por qué no me puse los zapatos deportivos, me fui con las sandalias playeras, afortunadamente aunque la ruta tiene algunas subidas y bajadas, no me fue tan mal con este calzado, al final del sendero anduve descalza.
En las tres horas que duró la caminata, tuve el privilegio de contemplar hermosas vistas de la isla y sus playas, el olor de la selva, el sonido de los pájaros y hasta se me atravesó una serpiente de un color verde intenso, me asusté un poco pero luego anduve más observadora y cuidadosa porque ¿quién me podría auxiliar ahí? Aunque me topé con otros excursionistas, la mayoría del tiempo estuve sola en el camino, por cierto muy bien señalizado.
En la ruta se pasa además por otras playas: Palmas, Mangues y Pouso, muy bonitas y de aguas calmadas.
Justo a pocos metros de llegar a Lopes Mendes, la antesala es un camino con densa arena y un túnel de vegetación. Al atravesar esto, se despliega la hermosa playa en mar abierto, paradisíaca, que parece interminable.
El ambiente estaba animado, había unas 50 personas por allí. No existe ningún tipo de servicio en esta playa ni se permite acampar. Como las aguas son algo agitadas no había mucha gente bañándose, la mayoría estaba relajada bajo la sombra de la vegetación, caminando o tomando sol.
Pensaba regresar al pueblo por el mismo camino, pero me dijeron que había un barco que hacía el viaje, menos mal, porque ya eran pasadas las cuatro de la tarde y en la selva oscurece temprano, y yo sin linterna y en sandalias…
Al llegar al pueblo pasé por una agencia de paseos turísticos para anotarme en un circuito en barco y así poder conocer en un día gran parte de la costa de Isla Grande. Conseguí una buena opción y al día siguiente saldríamos temprano.
En el barco éramos unas 15 personas, en su mayoría brasileños, había también un francés y un italiano. Mi portugués básico sirvió para conversar sin problemas con los compañeros de viaje.
El itinerario del paseo prometía y el día estaba despejado. Le daríamos la media vuelta a la isla con tiempo para bañarnos en cada lugar.
Entre los sitios que visitamos están: Lagoa Verde, Aripeba, el naufragio de un helicóptero que se veía claramente desde el barco, Lagoa Azul, Saco do Céu, Praia do Amor, Feiticeira y otros más que no recuerdo los nombres, ¡pura belleza!
Al día siguiente tomé el ferry de regreso al continente, me esperaba una aventura más en otra población de la Costa Verde del estado de Río de Janeiro.
Todas las fotos fueron hechas por mí con una cámara digital Sony Cyber Shot 7.2 mp
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a su orden cariño, feliz día.
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Muy bien elaborado, hermosas fotos y una entretenida narración que invita a la aventura! Saludos.
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Magnifica descripción de tu encuentro con bonito paraiso.
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Que hermoso lugar @sofathana, viajé gracias a tu post, me agrada leer este tipo de publicaciones y encontrar tantos tips e información de interés pero sobre todo las bellas fotografías. Gracias por el tiempo que dedicaste a hacer este post. Espero más aventuras.
¡Qué bonito comentario, muchas gracias por tomarte el tiempo de leer y apoyar!