CUEVA ALFREDO JAHN: LA CARA OCULTA DE BIRONGO
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Esta cueva debe su nombre al venezolano Alfredo Jahn, pionero en áreas como la geografía, geología, topografía, astronomía, antropología, lingüística y la botánica. Para llegar a la cueva, la cual tiene 15 bocas, se conduce por una carretera de tierra al borde de la Quebrada Casupal, luego que el camino cruce esta quebrada se continua hasta cruzar la quebrada Cambural y aproximadamente a 200 metros están varias de las bocas de la cueva. Aunque se recomienda entrar a través de la 6 al ser la que permite un acceso más fácil.
Por muchos años sus habitantes no se internaron en la cueva desconociendo su potencial turístico y recreacional. Actualmente Alfredo Jahn es considerada como una de las cuevas más visitadas del país, con un estimado entre 2.000 y 5.000 visitantes al año.Para entrar a la cueva se deben tener linternas con pilas de respuesto, así como cascos para la protección en aquellas galerías de baja altura. Se recomienda también entrar con guías que conozcan el sistema de galerías y las zonas más probables de contagio de histoplasmosis.
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La cueva Alfredo Jahn es húmeda y cuenta con 4,292 metros de galerías entre las que resalta la llamada Salón del Chaguaramo o Salón de la lluvia, donde sus estalagmitas, estalactitas y columnas alcanzan su máximo desarrollo. De hecho el Salón del Chaguaramo debe su nombre a una columna de seis metro cuya cúspide simula hojas de palma. Mientras el atractivo del Salón de la lluvia, adyacente al del Chaguaramo, es el goteo de agua continuo que se desprende del techo y por la cual lleva el nombre de lluvia.
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En las aguas que envuelven la cueva Alfredo Jahn aún practican el Tambor de Agua, un ritual de la cultura ancestral. Su sonido no es producido por los cueros, sino por el son de las palmadas bajo el agua del río. También se conoce como “llama marido” porque en la época colonial así avisaban las mujeres a sus maridos que habían terminado su faena de lavado en el río y esperaban por ellos para que las ayudaran a cargar las cestas.
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