Estimados seguidores y amigos, llego con esta publicación a la número 10 de la Tercera Temporada. Estoy contenta por ello.

Sábado 10/10/20. Na'guara. Vean bien el número: 10 y 10=20, además de pares pares por todos lados. Y yo llegué al post 10. Me gusta la numerología, aunque se poco sobre ello, pero me gustan los impares. Otros a quienes conozco dirían que es un buen número para jugar terminales en la lotería. En fín...¡hay tantas maneras de ver el mundo!

Soy cazadora de sombras, así que este rincón del parque me pareció genial. Aunque el ángulo para tomar la fotografía no fue favorecedor. Es un día de alegres sombras. Es decir, es un día de sol y alegría. Desde temprano el parque estuvo lleno de voces de niños. Me hace reír, pero ¿se han dado cuenta que cuando los niños se están divirtiendo, hablan a gritos?

Pasé un buen rato tomando fotografías, mientras la avena en hojuelas que monté para el desayuno se cocinaba y de cuando en vez la removía. Luego, como acostumbro, desayuné mirando la televisión. Después estudié catalán hasta pasado el mediodía, cuando entré en la cocina y preparé una arepa y un desmenuzado de pollo para comer con ella. La hice tamaño rueda de camión. Así dice mi marido.

Para un desayuno tardío, que ocupe también el lugar del almuerzo, una arepa bien grande me sirvió de acompañamiento a pollo desflecado, debidamente sofrito con cebollín, perejil y cebolla, con un trocito de ají picante. Éste fue el desayuno que serví a mi hijo. Ahorrando una comida y satisfaciendo su gusto por las arepas.

Lu ego hice la lista para el mercado, pues ya la nevera está casi vacíay también se terminó el pan. Cuidando mi pierna, que ya va mucho mejor, evité ir al mercado y mi hijo ha estado de viaje varios días. Así que no hubo tiempo para mercado, toca hacerlo esta semana.

Me sobró masa de la arepa, así que a las 6 de la tarde preparé una ricas empanadas de queso. Hice sólo tres para cada uno. Las primeras las comimos a modo de prueba, estuvieron muy bien. En verdad, es una rica merienda. Las prepararé más a menudo.

Recogí un poco la cocina, terminé de lavar mi ropa, la guindé. Hice mi ya rutinaria siesta de final de la tarde. Después de la siesta, organicé la cena. Tenía pollo despresado, lo aderecé con pimentón duce, sal y pimienta y lo metí al horno. En la misma bandeja coloqué bollitos coloqué zanahorias enteras y bollitos aplastados en la rejilla del horno. Todo al horno, ahorro de electricidad, tiempo y corotos para fregar.

Mientras la cena se asaba, me instalé en la computadora y escribí mi participación para la Competencia de Escritura 93, publicada por @xpilar, quien aportó una magnifica imagen para dicha Competencia. Les comparto la imagen a continuación.

Y entre comida, tomar fotografias, escribir y ver televisión, se terminó el día. En estas reseñas del día nos damos cuenta como las rutinas se llevan una gran parte de nuestras horas, una gran parte de nuestra vida. Tal vez, en lugar de tratar de quitarnoslas de encima, sea más beneficioso realizarlas con amor, disfrutándolas; después de todo están siempre y nos guste o no son parte fundamental en nuestra vida.

Dicho esto, ¡hasta el próximo capítulo de El Juego del Diario!, querido Di