El buen gusto de un Resano urbanita
Una gran polvareda se apoderó del establecimiento cuando el anticuario sopló la superficie del objeto.
―Quédese el cambio -adujo contento con el objeto bajo el brazo mientras las campanillas de la puerta tintineaban con su marcha.
Sobre el sillón orejero de cuero granate fumaba triunfal de su pipa de espuma de mar, contemplando el bello Cunchillos en óleo sobre lienzo.
―Por fin te tengo....
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