Una tranquila noche de 24 de Diciembre, Christofer estaba acostado en su cama esperando a que santa llegara con los regalos. Estaba muy impaciente, ya que había estado esperando esa fecha por todo el año.

Por alguna extraña razón, esa noche estaba demasiado calmada, mucho más de lo normal. Chris empezó a escuchar unos extraños ruidos que lo asustaron mucho, así que fue corriendo al cuarto de sus padres, pero ellos no estaban allí.

En ese momento se fue la luz en toda la casa, o eso parecía. Chris buscó a sus padres en el pasillo pero no los vió, y se resbaló con un liquido viscoso que se encontraba en el suelo y conducía hasta la sala, bajando las escaleras...

En eso el se levantó y bajo las escaleras apoyado de la baranda. Había un fétido olor en el ambiente el cual era muy preocupante lo cual hizo que chris apurara el paso.

Cuando logró llegar al ultimo escalón, vió como la luz del árbol aun se mantenía encendida, aunque con un tono más opaco del normal. Fué caminando despacio, con mucho temor hasta la sala, pero al llegar a ella y observar detenidamente el árbol, se encontró en presencia de la escena más traumática de toda su vida.

Vió como la piel de su madre había sido desprendida brutalmente del cuerpo y usada para envolver los regalos de navidad, los cuales tenían como cinta de regalo, las tripas de ella misma. El árbol estaba bañado en sangre, y podía notar como la cabeza de su padre adornaba la punta del árbol a modo de estrella navideña. Partes del cuerpo de ambos padres colgaban como adornos del árbol de navidad. Christofer estaba demasiado aterrorizado.

Salió corriendo de la sala y se dirigía a la puerta principal cuando escucho una tenebrosa voz diciendo: "has sido un chico muy malo, Christofer".

Al girarse, vió como una gran figura en un traje de color rojo con manchas de sangre bajaba las escaleras. Chris corrió al baño a esconderse, pero fue una mala idea. El hombre de rojo empezó a golpear la puerta para tratar de abrirla, pero no pudo.

Al no escuchar más golpes, Chris pensó que estaba seguro, pero se equivoco. Un golpe en seco, trozos de madera volando por los aires y una risa maligna. El hombre consiguió romper la puerta con un hacha.

Chris no tenia escape. Trato de forcejear con el hombre de rojo para quitarle el hacha pero fue en vano. Estaba agotado, tendido en el suelo, mientras era observado por el oscuro y desfigurado rostro de su atacante.

La gran figura lanzó una última carcajada muy estruendosa, miró al niño con una sonrisa malvada, alzó el hacha sobre sus hombros, y solo hizo un último esfuerzo.

Todo quedó teñido de un rojo muy oscuro. El silencio de la noche regresó. Solo una gran figura en traje rojo se observaba difuminadamente a lo lejos...