Deuda ineludible. Cuento
Hoy les traigo una historia basada en la vida de una persona cuya influencia en mí fue tan marcada como agradecida. Les hablo de mi querida abuela materna: Evangelista. Para ella, donde quiera que esté, va dedicado este humilde #cuento.
Deuda ineludible
Por: Arturo Pérez Arteaga :.
Josefa religiosamente le encendía cada lunes una vela a las ánimas del purgatorio. En honor a la verdad, debemos decir que ella no era una persona religiosa, hasta se puede agregar que no era lo suficientemente creyente, pero si estaba muy apegada a sus tradiciones y el ritual de la vela se lo había visto hacer por muchos años a su abuela primero y a su madre luego de que aquella muriera.
Con la muerte de su madre, como si se tratase de un ritual que no se podía detener, asumió de inmediato el compromiso de manera autoimpuesta, incluso con algo de orgullo al sentir sobre sus hombros el peso de tamaña responsabilidad. Durante su vigilia no se permitiría que las ánimas se quedaran sin ser alumbradas aunque para esto tuviera que sacrificar la comida o el sueño.
Recordaba Josefa que de niña una vez le preguntó a su madre la razón de aquel ritual y ésta le respondió con un parco: “porque es malo si se deja de hacer”. No conforme con esa contestación, interpeló a su abuela, quien fue un poco más explícita y le dijo que las ánimas del purgatorio les protegían de todo mal y les concedían innumerables favores con la única condición de que se les debía encender una vela cada lunes porque de no hacerlo, éstas se molestarían mucho.
Tal aseveración asusto bastante a la niña Josefa porque a pesar de no saber qué podían hacer, se imaginó muchas cosas, todas malas asociadas a dejar de cumplir con su parte del trato y no encender el cirio correspondiente. Pero ya era una adulta y esos miedos habían quedado embaulados en sus recuerdos ya remotos de una muy feliz infancia.
Un domingo cualquiera como a las ocho de la noche, con la modorra dueña y señora de la situación y las personas sumidas en un sopor autómata, se vio interrumpido el fluido eléctrico por labores del mantenimiento de las líneas de tensión. Josefa, sin otra alternativa, se vio obligada a utilizar la vela destinada a las ánimas para terminar los quehaceres de la casa con la firme intención de reponerla al otro día bien temprano.
Con el nuevo amanecer todo fue una locura, la electricidad no se restituyó hasta bien entrada la mañana, y Josefa, que comenzaba su faena muy temprano, debió consumir lo poco que quedaba del cirio encendido la noche anterior.
Dentro de todas las actividades que la agobiaron ese día no pudo cubrir su deuda, al notarlo ya era demasiado tarde para salir a comprar una vela y se acostó a dormir angustiada, con algo de sentimiento de culpa con su madre y su abuela, más que con las fulanas ánimas del purgatorio que no le tenían con mayor cuidado.
Por la condición solitaria de Josefa y su férreo mutismo con respecto al tema, nadie puede decir a ciencia cierta lo que pasó esa noche en aquella casa, a pesar de las luces y voces extrañas que de allí se desprendían y que cualquier observador cercano habría podido notar de haber prestado tan solo un poco de atención.
Lo único que podemos decir es que el día posterior al incidente, sin perder ni un minuto, la vimos mandar a construir en el patio de su casa una pequeña capilla y en la misma nunca faltan las cajas de velas de muchas formas, tamaños y colores, con provisiones que deben durar por lo menos dos vidas más.
-APA-
* La fotografía fue tomada y retocada por mi, corresponde a una iglesia de los Haticos en Maracaibo - Zulia - #Venezuela
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Muy buen cuento, de nuestros abuelas y hasta padres aprendemos y preservamos lo que se llama la cultura popular. Algo que de alguna manera debemos preservar. Que no muera la cultura popular. Saludos mi steemado amigo.
Asi es hermano, y que no mueran nuestras tradiciones y costumbres
muy buen cuento aqui apoyandote
mil gracias hermano
Excelente cuento @apatrinchera, la verdad que me remonto a la vida de mi abuela materna una mujer de pueblo que también tenía esa costumbre y veía como en otras casas hacían lo mismo, las tradiciones de las abuelas eran muy cumplidas y se preocupaban si no las llevaban a cabo. Las tradiciones muchas veces se pierden en cualquiera de las generaciones venideras. También me recordé de la película cocos ya que allí se ve esa tradición prender una vela en un día específico y la importancia que le dan a ese ritual y si vez el otro lado de la película una foto una vela mantienen viva la esperanza de las personas cuando se encuentran en otro lugar después de la muerte. Nunca debemos olvidar a nuestros antepasados y también aprender de ellos. Este cuento nos deja una reflexión entre líneas.
Que bueno que lo notas, lo de la reflexión digo... siempre he pensado que podría escribir un libro con las anecdotas de mi abuela convertidas en cuento, ya he podido plasmar algunas y para el resto espero que la vida me de tiempo y espacio para hacerlas realidad... Costumbres y tradiciones son parte importante de lo que somos como seres humanos, para bien o para mal
Arturo, esa es la iglesia de La Milagrosa, que marca el comienzo de la Avenida Los Haticos, en Maracaibo. Es una iglesia singularmente bella, por dentro, a pesar de no ser ostentosa, pero sí muy bien cuidada. Respecto de los eventos que motivarían a Evangelista a salir esmollejada a construir la capilla y acaparar velas, a riesgo de que la acusaran de acaparadora de velas (que en estos días la habrían hecho la víctima perfecta del sapo de la cuadra), una cosa sí es verdad: A los muertos y a los santos se les respeta, o te lo espetan. El que se atreve a jugar con eso, termina por enterarse de la mala idea que fue hacerlo.
Totalmente de acuerdo hermano, a los muertos se les respeta... la protagonista se llama Josefa. Evangelista es mi abuela, quien insipiró la historia, pero ella no tenía una capilla sino un cuartito como de 2x3 mts, full de imagenes de santos y ánimas y varias cajas de velas y un olor infinito a cera consumida... No puse el nombre de la iglesia porque no lo conocía, gracias por eso, a mi también me parece una construcción hermosa... un abrazo