Destino del Sol como enana blanca y bola de cristal

(Fuente: Flickr)

¡Hola de nuevo, amigos de Steem!

En esta oportunidad hablaré sobre el destino de la estrella más cercana a nosotros: el Sol. El astro ha sido adorado por muchísimas culturas durante nuestra evolución genética-cultural, y ha estado allí mucho antes de la aparición de la vida y más contemporáneo con la formación de la Tierra misma. Pero, como todo, tendrá un final, el cual es “relativamente” conocido.

Sin embargo, en este artículo incorporaré los últimos hallazgos realizados por la comunidad científica al respecto, a través de la sonda espacial Gaia lanzada en 2013 y que ha proporcionado para este año 2019 datos reveladores sobre el tema.

(Imagen de la sonda espacial. Fuente: Flickr)

En este sentido, la información recolectada por esta sonda espacial, destinada a hacer medidas astrométricas, fotométricas y de velocidad radial sobre las estrellas, ha sido reveladora sobre el proceso como los residuos sin vida de estrellas conocidas como enanas blancas se convierten gradualmente en esferas de materia sólida en la medida como el gas caliente dentro de ellas pasa a enfriarse.

Vale acotar que el proceso de cristalización o solidificación de la materia del interior de la estrella enana blanca fue predicho hace aproximadamente unos 50 años. No obstante, la información aportada por Gaia ha sido clave para que los astrónomos observen con precisión un número suficiente de estos astros y, en el proceso, hallar un patrón.

Las enanas blancas son estrellas pequeñas como del tamaño del planeta Tierra y son, en realidad, residuos de la estrella que alguna vez fue, cuya masa aproximada a la masa solar y que ha agotado todo su combustible nuclear.

Característicamente, estas estrellas se han desprendido de sus capas exteriores, descubriendo su caliente núcleo que eventualmente se enfría. Las enanas blancas son el destino que le espera a la gran mayoría de las estrellas en el universo, puesto que las estrellas masivas son menos y suelen evolucionar o perecer bien como agujeros negros o como estrellas de neutrones.

(Fuente: fotografía real de una enana blanca. Fuente: wikimedia )

Nuestro Sol es una estrella ordinaria de tipo estrella amarilla o estrella enana que se encuentra cerca de un cuarto de su ciclo vital, puesto que se formó hace unos 4.600 millones de años y se espera que se convierta en una enana blanca dentro de 10.000 millones de años, aproximadamente, no sin antes convertirse, en el proceso, en una gigante roja.

Es altamente probable que nuestra especie no sobreviva para presenciar este acontecimiento. Como recién mencioné, para cuando el Sol se convierta en una gigante roja dentro de unos 5 mil millones de años y engullirá al planeta Tierra y toda la vida en ella.

Hablamos, por supuesto, de escalas temporales que escapan a nuestra volatilidad y finitud humana, pero puede que nuestro breve paso por este universo no sea cegado por el Sol primero, sino por otros desastres naturales como los impactos desvastadores de meteoritos.

Esto es una amenaza real y de ello, por cierto, hablé en parte en mi pasado artículo, sobre el efecto del Chicxulub. Este tipo de situaciones apocalípticas no son solo de la ciencia ficción y de acuerdo a reputadas personalidades de la ciencia y la tecnología como Stephen Hawking y Elon Musk, son amenazas reales que los seres humanos debemos superar convirtiéndonos en una especie interplanetaria en el futuro.

De nuevo, ¿qué piensas al respecto?

Fuentes de consulta

Tremblay, Fontaine, Pietro y otros (2019). Cristalización del núcleo y acumulación en la secuencia de enfriamiento de las enanas blancas en evolución. Artículo científico publicado en la Journal Nature aquí