Mis Vivencias Sabaneras
Viajar a la Gran Sabana es toda una odisea. Llegar no es fácil, la estadía o es sencilla, pero todos los obstáculos se ven opacados ante la belleza de sus paisajes y el encuentro con nuestras raíces.
Frente a la casa donde me hospedo hay unas matas de guayaba. Lo que vi me recordó a El Libro de la Selva. Tres pequeñas niñas de unos 5 a 8 años realizaban la recolección de frutas. Subían y bajaban del árbol con tal agilidad. Llegaban hasta lo más alto, sobre unas delgadísimas ramas, las cuales sacudían con fuerza para derribar las deliciosas guayabas.
Las tres pequeñas pemonas
Me quedé extasiada mirando como las pequeñas dejaban la mata desnuda de frutos. Me acerqué a ellas y me llamaron "tía". Querían ver las fotos y posaron para mí. Luego nos tomamos un "selfie" (solo con dos de ellas, la otra estaba muy entregada a su actividad).
En pleno proceso de trepar el árbol...
¿El Libro de la Selva?
Y finalmente, nuestra selfie:
Nuestra Selfie, felices de conocernos!
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