Concurso de cuentos #fotocuento - Semana 9: La Soledad.
Foto Original de @rahesi.
Salió de casa, luego de tres semanas de estar en un íntimo encierro dentro de sí mismo. Claro, la vida continúa, la de afuera. Sigue el respirar, el comer, el trabajar. La vida de afuera está como siempre, nada ha cambiado. Los mismos cálidos colores de un clima caribeño, soleado, despejado. Llueve por dentro. Nadie puede notar el frío gris que inunda su alma. Entró al Café de Don Cheo como todos los días, y pidió un café pequeño. Dos chicas entraron y tomaron asiento en la mesa que estaba a su lado. Risueñas pidieron dos mocachinos grandes con dos “golfeados” con queso. Frente a él, una pareja de mediana edad, conversaba mientras bebían sus malteadas de chocolate. Hacía calor y sin embargo él sentía frío. El lugar estaba lleno de gente pero él estaba solo. Grandes gotas de agua le impedían ver más allá de su soledad.
El viento helado sopló nuevamente sacudiendo con fuerza los árboles secos, haciendo crujir sus ramas endebles. Es curioso, hasta las ramas son grises. Se levantó, canceló su cuenta y se detuvo pensativo en la puerta del Café.
-¿Deseas algo más? Preguntó Celina, la esposa de Cheo que diariamente le servía su café.
-No, nada, solo estoy… esperando que pase la lluvia.
¿La lluvia? Pensó Celina sin decir palabras y se asomó curiosa solo para ser herida por los rallos del sol. Se encogió de hombros y continuó agitada sus labores.
El día transcurrió como siempre. En el trabajo, en el comedor, esperando que pasara la hora de descanso donde todos los empleados aprovechaban para charlar; él solo deseaba que el tiempo pasara para volver a trabajar. Sintiéndose solo en la multitud, helado en medio del calor.
Una vez más llegó a su casa. A su íntima soledad, donde su gata “Tormenta” lo esperaba hambrienta de cariño y de comida. La levantó entre sus brazos, y así la sostuvo por un largo rato. Llueve por dentro, no ha escampado ni un momento desde que Clara, su esposa, dejó de respirar. Sendas lágrimas corrían por sus mejillas. Tormenta se sacudió del abrazo y dio un salto, maullando y mirándolo mientras caminaba hacia su plato vacío.
-Qué cosas, mi linda Tormenta… Hasta tú eres gris.
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Nostálgico relato amiga @kaizag, el gris me gusta es original, me conecte de inmediato con una blusa gris, salgo en una foto con mi padre, me dejó pensativa quiero saber más, la curiosidad se apodero de mi materia gris, un abrazo.
Hola amiga @lisfabian, me dejaste pensando... será por lo gris de la materia del cerebro que hay tanta gente triste? jejeje pero no es nuestro caso, nosotras somos del lado alegre, lo que pasa es que la foto de concurso proponía algo así... triste y gris... Ten un feliz día, con la bendición de Dios!
La soledad puede hacerte sentir tanto frío en el corazón, incluso más que el propio invierno. Un abrazo y gracias por esta linda historia :)
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Que bonito cuento @kaizag, el dolor que causa la pérdida de un ser amado es indecible, la soledad pinta todo de gris y la ausencia de colores hacen doler el alma. Saludos. Éxitos en el concurso.
Pues sin duda cuando estamos deprimidos, ni mil soles pueden penetrar nuestra gélida coraza. Me ha gustado mucho el relato.
P.D: Que le de comida a la pobre Tormenta :( es gris, pero llena de amor.
bello relato y al mismo tiempo cargado de soledad y nostalgia.
Gracias por leerme @josebruguera!!