Actos efímeros

Párrafo primero
Mundo caprichoso sobrecargado de puñales verbales. Alejan toda humanidad del gesto comunicativo más sípido; el habla. Te sientas a escuchar sinceras palabras de odio, expresando en muecas inexpresivas la inconformidad a estas vergonzosas actitudes. No entiendes a aquellas personas que solo sienten aversión a sus semejantes.

Párrafo segundo
Los días son endemoniadamente vívidos. Hermosos. Los paisajes que se divisan en cada esquina, son únicos. Sigo sin entender por qué las personas critican tanto. La ira es predominante en vocablos establecidos a diario en todo el camino que recorren a sus trabajos, clases, visitas o viajes. No entiendo a qué se debe la infelicidad.

Párrafo tercero
Para colmo, las palabras que se dicen, muchas veces son ocultadas. Nadie quiere criticar en la cara de nadie, prefieren las espaldas. Entonces, ¿qué clase de objetivo es el que hables para que nadie te escuche? solo hay extrañas palabras a mi alrededor.

Primera escena
El frío en mi cuerpo se vuelve parte de mí. Mis manos, mezcla entre roja y morada, se paralizan. Mis pensamientos son algo extraños; me gusta la sensación que genera el frío, aunque eso casi hace que me congele. Me hace sentir que este mundo tiene cosas muy sencillas que deben ser más contempladas, así te hagan daño un poco.

Segunda escena
Visualizo tormentas humanas de nieve. Seres vivos con apariencia humana que solo creen en sobrevivir y no en vivir. Disfrutar el regalo de estar aquí, en esta tierra, en este universo, es algo que no está entre planes. Las actitudes gélidas hacen que todos caminen, siendo mentes desiertas en este congelando mundo.

Tercera escena
No he de permanecer más pensando en extraños sucesos. Creo que la humanidad volverá a ser cálida. Con abrazos honestos donde el frío más arrasador se convierte en una suave manta que aleja todo lo helado del mundo. La desconfianza se ha convertido en algo tan típico, que saludar a cualquier desconocido para tratar de alegrar un poquito su vida, se paga con una mirada de reprobación. Así que mi pregunta prevalece: ¿quién, hoy en día, sigue con estos extraños pensamientos de creer que podemos mejorar como personas?

Párrafo cuarto
Sigo creciendo y no puedo creer que toda mi serenidad está teniendo colapsos mentales. No he logrado mantenerme firme. Constante. El amor. El amor también se va. ¿Por qué se va? ¿por qué? hasta hace no mucho, lo tenía presente en mi día a día. Oh, cielo, trae de nuevo color a mis mejillas. Se está yendo, llevándose conmigo parte de mi alma.

Párrafo quinto
No puedo contener críticas. Todo está mal. A mí alrededor todo está mal. ¿Por qué está mal? ¿por qué? crecer debería hacerme ver que debo disfrutar toda la vida. Que el final llegará, siendo indispensable maravillarse por todo. ¿Qué hacer si te hundes? me aterra pensar que no hay respuesta alguna a esta pregunta.

Párrafo sexto
Sigo escapando. Corriendo. Huyendo. Todo a mi alrededor se torna oscuro. Se forman nubes de lluvia. Caen gotas del cielo, simulando las lágrimas que caen de mis mejillas. Ahora formo parte de la manada. Todo lo veo mal. Todo está mal. Las críticas se tornaron parte de mi ser. Durante mucho tiempo, me convertí en el enemigo.

Cuarta escena
Sereno estudio del saber. Los acontecimientos pasados influyeron en mi crecimiento. Hoy he superado mi crisis. He aprendido a creer en mí. Sin importar las heridas que causen las opiniones contrarias a las mías, sonreiré. Miraré adelante para seguir imaginando los horizontes a los que me hace falta llegar. Estoy a tiempo para cumplir todas mis metas.

Quinta escena
Sigo encontrando caminos llenos de buen sentimiento. La meta está allí para alcanzarla. El caos, que formó parte de mi vida, casi quedándose permanentemente, está olvidada en el cementerio de los recuerdos. El amor volvió a ser indispensable. Volvió a formar parte de mi vida.

Sexta escena: fin
Tardé, pero lo conseguí. Mis metas están cumplidas. Me ilusioné, creí, dudé, luché, me esmeré, caí, me levanté, pero lo logré. Todo terminó de buena manera. Nunca se debe rendir el sueño que comienza de niño. La idea de vencer, esa idea, esa que nace amarrada, arraigada desde la parte más profunda del alma, nunca debe ser arrancada. Debe ser empujada a lograrse. Solo así llegará la calma.