Las mieles del Triunfo

La fuerza, este interesante concepto que en física se define como todo agente capaz de modificar la cantidad de movimiento o forma de los materiales.
Nietzsche decía que todo organismo vivo buscaba un aumento de su fuerza y que el placer o felicidad era una consecuencia de ese incremento de fuerza.

La pregunta es: ¿como un organismo puede aumentar su fuerza?
En un sentido físico cuando forzamos nuestros músculos llevándolos al limite, estos crecen, aumentan su poder, es decir, nuestra fuerza aumenta ante la superación de una fuerza opuesta, un obstáculo.

Nuestro mundo está diseñado de tal manera que nos motiva a ser siempre mejores, pues es en esa actividad de edificación de mi mismo donde puedo realmente ser feliz, por ende, los obstáculos y problemas realmente no existen, son una ilusión que encubre lo que realmente son; escalones, trampolines hacia una mejor versión de nosotros mismos.

Tomando en cuenta este principio físico, ¿cómo puedo aumentar mi poder mental?
Una palabra: enfoque. Por ejemplo: cuando yo decido enfocar toda mi atención en observar mentalmente como el aire entre por mis fosas nasales, llena mis pulmones y luego sale una y otra vez, manteniendo mi atención en este movimiento voy a la vez dejando todos mis pensamientos en segundo plano, siendo estos la fuerza opuesta en este caso, llega un momento en que mi fuerza mental aumenta y esta simple actividad tan parecida a hacer flexiones mentales se convierte en una fuente de placer, ¿por qué?
Porque he superado un obstáculo, he adquirido más dominio sobre mi mismo,
¿acaso no es la libertad el poder de elegir quien queremos ser?

Desde que nacemos de alguna forma nos han hecho creer que la vida y sus circunstancias son la única verdad, que tenemos que adaptarnos a esas reglas; “la vida es dura” dicen los hombres de poca fe, pero cuando alguien despierta de esa farsa autoimpuesta ha comenzado una guerra dentro de sí mismo, pues es en nuestro interior donde le habíamos dado vida a esa idea hasta volverla real, ahora hemos sembrado la loca idea de que nosotros somos quienes creamos nuestra propia realidad y tenemos que autoconvencernos hasta la médula de esa nueva verdad.

¿Ven como representamos en nosotros mismos a toda la sociedad?

Esta es la nueva guerra, lo espiritual vs lo material, otra divertida ilusión, es todo lo mismo pero necesitamos de esa perspectiva dual, los opuestos, porque la vida es un juego y si todos fuéramos iguales, ¿qué sentido tendría todo?

Si no existieran fuerzas que se nos opusieran, ¿cómo podríamos ser mejores? ¿cómo podríamos saborear las mieles del triunfo?

Fotografía y texto por @andresbriceno