Saladino sultan de Oriente.
'' Temo por el Islam despues de mi muerte. ''
Al-Nāsir Ṣalāḥ ad-Dīn Yūsuf ibn Ayyūb; en árabe, صلاح الدين يوسف بن أيوب), más conocido en Occidente como Saladino, Salahadín o Saladine (1138, Tikrit (Irak) -4 de marzo de 1193, Damasco, fue uno de los grandes gobernantes del mundo islámico, siendo sultán de Egipto y Siria e incluyendo en sus dominios Palestina, Mesopotamia, Yemen, Hiyaz y Libia.2 Con él comenzó la dinastía ayubí, que gobernaría Egipto y Siria tras su muerte.
Defensor del islam y particularmente de la ortodoxia religiosa representada por el sunismo, unificó política y religiosamente el Oriente Próximo al combatir y liderar la lucha contra los cristianos cruzados y acabar con doctrinas alejadas del culto oficial musulmán que representaba el Califato abasí. Es particularmente conocido por haber vencido en la batalla de Hattin a los cruzados, tras lo cual volvió a ocupar Jerusalén para los musulmanes y se tomó Tierra Santa. El impacto de este acontecimiento en Occidente provocó la Tercera Cruzada liderada por Ricardo I de Inglaterra que se convirtió en mítica tanto para occidentales como para musulmanes.
Originalmente, la intención de Saladino era la de ejecutar a todos los cristianos de Jerusalén. Ante la posibilidad de que éstos arrasaran la ciudad y murieran entre sus ruinas, aceptó que algunos pudieran comprar su libertad, y convirtió a los demás en esclavos. Además, en un gesto humillante para los católicos transformó en mezquitas no pocas iglesias, y otras las entregó a sacerdotes ortodoxos.
Claro que no faltó alguna conducta que contribuiría a su leyenda. Por ejemplo, Saladino perdonó a los ancianos, pero no por generosidad sino porque difícilmente hubieran resultado útiles como esclavos.
Conquistó Galilea y Samaria y se dirigió hacia Jerusalén. La capitulación de la ciudad provocó en Occidente la convocatoria de una nueva cruzada. Por suerte para Saladino, los reyes que respondieron no formaron un frente unido. Federico I Barbarroja murió al cruzar el torrente Salef, y Ricardo Corazón de León y Felipe Augusto de Francia discutieron, lo que provocó el regreso de este último a su patria. Los cruzados lograron recuperar Acre y Jafa pero, al final, Ricardo tuvo que retirarse ante las noticias inquietantes que le llegaban de Inglaterra. La paz concluida con Saladino aseguraba a los cruzados una parte de la costa, pero no la ansiada devolución de Jerusalén.
En 1193, un Saladino admirado en todo el orbe islámico fallecía en Damasco. Le sucedería su hijo Al-Afdal, dando inicio a la dinastía ayubí. El gran legado del guerrero sería el mito de un conquistador musulmán capaz de unificar a los pueblos islámicos.
Saladino puso fin al primer Reino de Jerusalén, luego de 88 años de gobiernos Cruzados. Los cristianos europeos buscaron la revancha con la Tercera Cruzada, que lideró el legendario Ricardo Corazón de León, Felipe Augusto y Federico Barbarroja, de manera separada.
La derrota que Saladino propinó a los Cruzados significó el fin del primer Reino de Jerusalén. Los musulmanes conocían a los “Cruzados” como los “Francos”. Jerusalén había sido tomada por los cristianos en 1099, durante la furiosa y sangrienta campaña de la Primera Cruzada, donde masacraron por parejo a judíos, cristianos, judío y musulmanes, luego que el Papa Urbano II predicara sobre la “conquista de la Tierra Santa”.
En Europa, los cruzados que regresaron a sus hogares trajeron consigo numerosas leyendas y anécdotas con Saladino como protagonista. Con ellas se difundió por el mundo cristiano la figura del Sultán Saladino. De Saladino la tradición cristiana se quedó con su cortesía, sabiduría y caballerosidad, apareciendo en numerosos relatos como un gran señor que trataba con honor a sus cautivos. Se trata de algo inexacto para los cánones modernos pues los miembros de las órdenes militares que consideraba sus más acérrimos enemigos eran normalmente obligados a escoger entre una conversión forzosa o la muerte, si bien, en la moral de la época, su cumplimiento de las normas sociales de cortesía hacia los cautivos y su respeto a los pactos con el enemigo frente a la violación de treguas continuas por los cruzados ante su falta de un liderazgo sólido le hacían sorprendentemente similar al concepto medieval de caballerosidad.
En varias narraciones aparece así como un ejemplo del perfecto caballero medieval, tanto por su honor como por su sabiduría y juicio. En La Divina Comedia, Dante Alighieri lo ubicó junto a personajes como Sócrates, Aristóteles, Homero y Ovidio, en el Limbo, un espacio destinado a personajes justos e ilustres, impedidos de entrar en el Paraíso sólo por no ser bautizados.108 Entre las obras que mencionan de esta manera a Saladino se puede nombrar en español El conde Lucanor en sus capítulos XXV y L, que describen respectivamente el ficticio cautiverio de un noble cristiano en manos de Saladino, tratado con una cortesía ejemplar, y a un Saladino a punto de caer en la tentación pero terminando por elegir sabiamente como ejemplo de buen gobernante.
Pero también fue mostrado muchas veces como el «temible líder infiel» que había expulsado a «la verdadera religión» de los Santos Lugares. En otras fuentes, especialmente las eclesiásticas, se le muestra como «el diablo sarraceno», asociándosele con el demonio.
Fue la primera versión la que se terminó imponiendo y así en el siglo XIX Lessing en su obra Nathan el Sabio lo emplea como uno de los tres eruditos protagonistas de las tres religiones del libro que llegan a superar las diferencias religiosas, eligiéndole para representar al islam, una tradición que si bien anterior ha permanecido. Es común en la cultura occidental elegir a Saladino como representante de los valores positivos del islam. El historiador francés René Grousset hablaría de él así:
( Es igualmente cierto que su generosidad, su piedad, su falta de fanatismo, esa flor de la liberalidad y cortesía que había sido el modelo de los cronistas antiguos le ganó no menos popularidad en la Siria Cruzada que en las tierras del islam )
René Grousset (1970)
Saladino murió en 1193 en Damasco y fue enterrado en un mausoleo en el exterior de la Mezquita Omeya de Damasco. El emperador alemán Guillermo II donó un sarcófago en mármol, en el que sin embargo no descansa su cuerpo. En su tumba se exhiben el original, de madera, en el que está el cuerpo, y el de mármol, vacío.
Le sucedió su hijo Al-Afdal en el trono de Siria, dando comienzo así a la dinastía ayubí.
Tumba de Saladino, Damasco.
Tumba de Saladino, situada en el costado noroeste de la Mezquita de los Omeyas.
Imagen del sarcófago de la Tumba de Saladino.
La Tumba de Saladino, es el lugar donde se le dio sepultura a Al-Nāsir Salāh ad-Dīn Yūsuf ibn Ayyūb (en kurdo, Selaheddîn Eyûbîen, y en árabe, صلاح الدين يوسف الأيوبي, que quiere decir Yusuf, hijo de Ayyub, más conocido en occidente como Saladino, Saladín, Saladin o Saladine) (1138, Tikrit (Irak) - 4 de marzo de 1193, Damasco). Fue construida en 1196, tres años después de la muerte de Saladino.
https://www.muyhistoria.es/edad-media/articulo/saladino-el-caballero-de-oriente-proximo
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