2º Concurso Literario Foto-Relato / Tú y yo en mis recuerdos

antolinamartell (51)in #steemexclusive • 4 years ago

Saludos, amigos todos de la comunidad Steemit.

En las palabras de @oacevedo, es una gran fortuna contar con el respaldo de la comunidad organizada Venezolanos Steem, amable, visionaria, innovadora, que da cobijo a los creadores que buscamos expresar nuestras ideas y sentimientos. De manera especial a @marcybetancourt y @solperez por la disposición de llevar adelante un trabajo formidable conduciendo con las mejores intenciones a esta comunidad, estimulando a la confrontación sana en este espacio virtual, dejando salir los altos valores de la venezolanidad.
Aquí les dejo mi participación de 299 palabras, contando el título. Relato Inspirado por la evocadora foto de @oacevedo. Gracias por la convocatoria, desde el primer momento sobrevinieron muchos recuerdos. Nuevamente, gracias por la motivación.

link de foto de @oacevedo

Tú y yo en mis recuerdos

Mira, ésta foto la tomó el tío cuando vino a vernos, preocupado. Aún las aguas estaban retenidas alrededor de la casa. Cuatro días antes, esa madrugada escuché tus susurros. Intuitiva siempre, a tus becerros decidiste dejarlos en la vaquera, por otra de tus pesadillas de presos rodando grillos, lanzando gritos. Me inquietaste en aquella oscuridad aterciopelada, producto de la brisa rosa oscura. Escuché pasos, encenderse un fósforo, la luz de la lámpara de carburo entrar en forma de luna gigante por la ventana. El olor a café. Un beso sonoro de papá como seguro de vida, “No te preocupes, yo las suelto después del ordeño y a golpe de las once les coloco la melaza, de seguro se acercan a lamer. La lluvia cae en las tardes”. La radio abrió con galerones en medio de cantos de gallos. Respiré tranquila, estaba de vacaciones de agosto.
En medio de no sé qué hora desperté con el temporal. Y supe, por la fuerza de tus gritos desesperados, que el hombre sin miedo del hato se estaba enfrentado a la creciente sorpresiva del rio para salvar el ganado. Llevando machete en mano, una cuerda y un vozarrón cómo pocos, cruzó a tientas el puente ya cubierto por el agua turbia. La manada obedeció sus lecos siguiéndolo hasta el antiguo trapiche de papelón. De pronto, los animales ensordecidos por el rugir desconcertante del agua, se encabritaron saltando dentro de las pailas. El rio arrasó con los cimientos de la añeja construcción, y el hombre ya en la copa de una mata de coco las vio enrumbarse aguas abajo. Durmió amarrado, contó a los tres días cuando las aguas se lo permitieron, y al terminar la taza de tinto, dijo: “Compadre, vamos a buscar a esos animales”.