Desayuno
Era una mañana tranquila en la casa de los Pérez. En la cocina, la luz del sol se filtraba suavemente a través de la ventana, y el aroma del café recién hecho llenaba el aire. La familia estaba reunida alrededor de la mesa, cada uno con su taza en la mano, listos para decidir qué desayunar.
"Bueno, ¿qué vamos a comer hoy?" preguntó Marta, la madre, mientras removía su café con calma.
"Pan con mermelada, como siempre," dijo Javier, el padre, con una sonrisa. "Es rápido, fácil y siempre está delicioso."
Pero su hija, Valentina, una niña de 10 años con un enfoque curioso y detallista sobre la comida, frunció el ceño. "¿Por qué no probamos algo diferente hoy, papá? Ya estoy harta de pan con mermelada."
"¡Ay, Valentina! ¿Qué más quieres para desayunar? ¿Tal vez cereal?" intervino Jorge, el hermano mayor, de 15 años, con una mirada burlona. "Siempre estás buscando algo nuevo."
"No, no quiero cereal. ¡Es tan aburrido! He estado leyendo que las frutas son muy buenas para el cuerpo, ¿por qué no comemos una ensalada de frutas frescas?" sugirió Valentina, tomando un sorbo de su jugo de naranja.
Javier frunció el ceño, claramente escéptico. "¿En serio? ¿Una ensalada de frutas? Eso no llena tanto como un buen pan con mermelada. Y no es práctico."
Pero Marta, siempre en busca de equilibrio, intervino con calma. "No, yo creo que Valentina tiene un punto. Las frutas son ricas en vitaminas, y también son fáciles de digerir. Podríamos añadirle algo de yogur."
Jorge no pudo evitar comentar con ironía. "¿Y qué más? ¿Agua con limón para limpiar el cuerpo? Esto suena más a dieta de un 'influencer' que a un desayuno real."
"Eso no es cierto," dijo Valentina, mirando a su hermano. "Las frutas son lo mejor que podemos darle a nuestro cuerpo para empezar el día. Y el yogur ayuda a la digestión."
"Pero el pan con mermelada tiene más energía," replicó Javier, quien siempre pensaba en lo práctico. "El azúcar y los carbohidratos nos dan fuerza para empezar la jornada."
"Tal vez deberíamos hacer un desayuno que combine lo mejor de los dos mundos," propuso Marta, tomando la decisión final. "Un poco de pan con mermelada, y también unas frutas con yogur. ¿Qué les parece?"
La familia se miró, pensativa, y asintió con una sonrisa. Aunque no se habían puesto de acuerdo en todo, al final llegaron a un compromiso, como siempre lo hacían.
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