Algo

La felicidad es tan fugaz, dura tan poco, que de a ratos llega la tristeza. Si hubiera una balanza, la tristeza ganaría por mucho.

¿Y por qué será que nos gusta ser tristes? Por más que nos guste lo feliz, lo triste nos atrapa. Parece que no podemos escapar, porque además, cada tristeza es distinta: una es muy dolorosa, otra es casual, y así, parece que nuestra percepción solo ve la parte triste de las cosas. No podemos cambiar el chip, aunque hayamos matado lo ideal, seguimos buscándolo con desesperación. No nos conforma lo poco, lo escaso, ni lo antiguo, o lo que no se ajusta a nuestros gustos y preferencias. Pero han quedado tan tapadas esas cosas que estamos tristes sin saber por qué, y son cosas que fuimos matando día a día.

Yo quería ser perfecto, el amigo perfecto, el amor perfecto en todo. Quería también que todo fuera perfecto, y al no ser así, todo se dibujó mal, todo horrible. Eso sembró dentro de mí cosas mal hechas, y ahora, ¿quién arregla el lío? Así se vive como se puede, y así pasaremos. Algunos lograrán algo y otros, realmente nada, además, solos, sin nada, para que nadie les sonría con sinceridad nunca más. Y tendrán que irse de este mundo sin esa cosa tan bella que es el amor y la amistad.