El poder de la lluvia.

Un día gris como hoy estaba Emily camino a casa luego de haber trabajado turno completo, se acercaban las 6 de la tarde cuando el cielo expreso su tristeza y comenzó a llover. Ella pensaba en irse caminando a casa o esperar el bus, era fácil tomar esa decisión ya que a Emily le encantaba sentirse parte del mundo, ver y sentir las gotas de lluvia además que su casa solo quedaba a unas 10 calles del trabajo.

Pensar demasiado era un problema para ella, las gotas de lluvia sacaban las cosas buenas y malas así como les pasa a muchos, la lluvia empuja hacia un sentimiento de tristeza. Habían pasado dos meses que Emily había terminado una relación de 5 años junto a Jorsh que en el futuro iba a formar parte de su vida. Entre los planes de ella estaba casarse, pues el destino hizo de las suyas y lo cambio todo.

Dos meses atrás Jorsh le había sido infiel con Natallie. El peor momento y la peor escena para Emily como si se tratara de una película de terror donde el asesino era Jorsh y la victima el noble corazón de ella, encontrar a su novio de 5 años teniendo sexo con una chica en el pasillo de la casa. Fueron cinco meses culpándose ya que pensaba que el engaño fue producto del exceso de trabajo y el poco tiempo que tenía para compartir con Jorsh.

El cielo estaba triste y Emily también, las gotas dulces de lluvia se mezclaba con las lágrimas de ella. En el camino un pequeño gato estaba mojado bajo un banco en la acera, fue víctima de aquella tierna mirada y no le quedo de otra que acobijarlo entre sus brazos.

Al llegar a casa ella se sentó mirando a la ventana sin más tristeza, sabiendo que ya no estaría sola, dejando la tristeza junto a las nubes grises, cada gota dreno todo el dolor que ella sentía pues la vida le puso en el camino un regalo divino, aquel hermoso gatito que llamo con el nombre de Orión.