Un sueño de color verde (cuento basado en un sueño que tuve hace años, por zenith1)

in #spanish6 years ago (edited)

jungle-1807476_640.jpg

Un hombre, cansado de la vida que llevaba, decidió marcharse lejos, adonde nada pudiera recordarle el mundo como él lo conocía: la ciudad contaminada, el ajetreo interminable, el constante batallar con el prójimo para poder subsistir… Caminó durante días, hasta encontrar un lugar solitario en la selva. Allí construyó una cabaña, cavó un pozo y labró un huerto para asegurarse la existencia.

cabaña.jpg

Era feliz en su enclave, aunque en cierta ocasión, mientras se deleitaba con el paisaje que lucía un verdor fulgurante después de la lluvia, recordó una antigua leyenda que narraba las aventuras de un cazador que solía vivir en lugares como ese: se trataba de un personaje temerario que perseguía fieras y las tumbaba de un solo disparo efectuado con precisión. El hombre sintió ganas de ser como el cazador de la leyenda. Su vida necesitaba aventuras, así que volvió a la urbe para conseguir una escopeta y municiones suficientes para salir de cacería de vez en cuando.

sebastian-pociecha-629324-unsplash.jpg

Ansioso por utilizar el arma, una mañana se internó en lo más profundo de la selva. Iba con todos los sentidos puestos en su tarea. Sin embargo, al cabo de unas horas de caminata, llegó a los pies de un cerro que desvió por completo su atención. Se detuvo a observarlo con detenimiento ya que le pareció muy diferente al resto de las elevaciones del entorno. El cerro no parecía un elemento natural del paisaje, más bien semejaba una enorme pirámide, de cúspide truncada, construida quizás por alguna civilización ya inexistente a la que el tiempo y el abandono habían cubierto de vegetación.

tim-marshall-155597-unsplash.jpg

Atrapado por la curiosidad, optó por escalarlo y cuando alcanzó la cima quedó maravillado. Todos los colores parecían haberse congregado en el paraje. El aire, además, era más liviano y tenía un aroma dulce. Árboles gigantes, cuyos troncos se alzaban cubiertos por una asombrosa variedad de plantas trepadoras, parecían situados estratégicamente por aquí y por allá. Flores, arbustos, coníferas, sauces… Era como si toda la flora del planeta coexistiera allí. El canto de las aves furtivas le era desconocido y, por momentos, tuvo la convicción de que estas hablaban entre sí. Era un lugar extraño y de increíble belleza al mismo tiempo.

El hombre, deslumbrado, olvidó por completo sus designios, tanto así que no apuntó con la escopeta a un animalillo (similar a una liebre), que brincaba y corría en círculos a escasos metros de él. Se sentó a pensar. Decidió que, desde aquel día, su escopeta no pasaría de ser un adorno en su cabaña, pues no estaba dispuesto a derramar la sangre de los animales en un sitio prodigioso como ese. Así, entonces, descargó su escopeta y se puso a caminar, respirando hondo y sorprendiéndose cada vez más de las cosas que lo rodeaban.

jeremy-bishop-556948-unsplash.jpg

Se encontraba feliz, en plena exploración, cuando un fuerte rugido lo sobresaltó. El corazón le golpeó el pecho con fuerza a la vez que un sudor helado comenzaba a resbalar por su espalda. Se dispuso a cargar rápidamente la escopeta al tiempo que un nuevo rugido salía de la espesura, esta vez acompañado de una ligera inclinación del ramaje.

El hombre pensó que se trataba de un enorme felino que lo acechaba. Sabía que ese tipo de animales eran tan rápidos al atacar, que debía dar en el blanco con el primer disparo, de lo contrario, no tendría tiempo para volver a cargar.

jake-weirick-393861-unsplash.jpg

Prefirió no correr riesgos. Cuando el siguiente rugido llenó el aire y pudo distinguir la misma inquietud de ramas a más o menos veinte pasos de distancia, disparó. Cargó el arma otra vez y apuntó en la misma dirección. Así esperó un rato, alerta, tratando de adivinar la posición exacta de la bestia entre la verdura.


Al no escuchar nada, al no advertir movimiento alguno, pensó que su disparo había dado en el blanco, por lo cual, recuperado ya del susto y creyendo que el animal efectivamente había muerto, se acercó con cautela.


Mientras avanzaba, percibió unos leves jadeos. Entendió que la bestia aún seguía con vida, pero que debía de estar agonizando. Para mayor cuidado apuntó con el dedo puesto en el gatillo. No obstante, cuando pudo ver al animal, se quedó paralizado, sintiendo que el alma se le partía en dos.

philip-marsh-423187-unsplash.jpg

El pobre felino yacía débil sobre la hierba, mirándolo con ojos atemorizados. Dedujo que era una hembra, pero no supo distinguir a que clase de félido correspondía. Era joven, por su tamaño, y en su cuerpo se podían advertir las indiscutibles huellas de la crueldad humana hacia los animales: la piel de su rostro estaba quemada en el flanco izquierdo, incluyendo parte de la nariz, el hocico y el ojo, bajo el cual se hallaba el rastro de una lágrima negra. En su lomo también habían cicatrices, aunque más pequeñas, como las que podría causar un cigarro o algo similar. Le faltaban varias garras en las patas traseras. El pecho le sangraba profusamente y el hombre comprendió que esa herida la había causado su disparo. Se sintió desfallecer.

andreas-berlin-202871-unsplash.jpg

“Quién puede hacerle tanto daño a un animal”, se dijo. “Tus rugidos eran de dolor y no de furia como supuse. Si tan sólo te hubiese visto antes de disparar”.

El hombre se maldijo. Nunca había sentido tanta aflicción. Miró con rabia su escopeta y la lanzó lejos. Con el propósito de vendarle la herida, extrajo un pañuelo de su bolsillo y se le acercó. El animal apenas respiraba, temblaba con las orejas echadas hacia atrás. La mirada ya casi perdida.

—No tengas miedo. —le dijo el hombre en voz baja y sollozante, acariciando su lomo, mientras se inclinaba buscando su pecho—. Pronto todo pasará y estarás mejor que en este mundo, sin duda.

Entonces, de improviso, el felino dio brinco con una agilidad inesperada y le clavó los colmillos en la garganta. El hombre luchó con todas sus fuerzas para liberarse de las poderosas fauces, pero no lo consiguió. Pasó un par de minutos y comenzó a notar que la vida, irremediablemente, lo abandonaba.

El dolor y la desesperación en sus instantes postremos fueron terribles. Sin embargo, cuando dio el último suspiro y sus párpados se cerraron, algo mágico sucedió: abrió los ojos nuevamente, bajo una mirada nítida y profunda, semejante a la mirada del felino, pero ante a él, se encontraba una mujer de belleza extraordinaria.

El hombre se incorporó, colmado de una sensación de bienestar que nunca antes había experimentado. Se fijó en la mujer: su cuerpo era casi translúcido y parecía estar formado de rocío; su cabello era tan largo que rozaba la hierba y tenía un color indefinido, extrañamente hermoso. En sus pupilas la vida brillaba con toda la intensidad de la inocencia.

—Te he conocido desde siempre —le dijo la mujer, sonriendo— esperaba con ansias encontrarte hoy... Porque todo lo has dejado para vivir en comunión conmigo, te he quitado lo que tú creías que era la vida. Necesitaba sacar el alma de tu cuerpo para entregarte lo que mereces... Mira a tu alrededor… Ahora tú eres el protector de todo lo que aquí existe...


El hombre se tornó a mirar fascinado el paisaje que la mujer le indicaba. No lo había percibido antes, pero allí habitaban en perfecta armonía animales de todas las especies. Enormes cascadas que caían de desfiladeros daban origen a ríos que se ramificaban en todas direcciones. El cielo era el más límpido y azul que jamás había visto y a menudo las aves silvestres lo cruzaban en su vuelo silencioso. La vegetación era deslumbrante y todo estaba circundado por montañas coronadas de nieve. Reinaba una paz inconfundible en el ambiente.

—¿Este es el paraíso? —preguntó el hombre lleno de felicidad, pero nadie le respondió. Al volverse hacia a la mujer, no la vio. La buscó con la mirada pero no había rastro de ella.

“¡Sí, este debe ser el paraíso!”, se dijo echándose a andar con el ánimo por las nubes. “Pero, si es el paraíso, ¿dónde está la gente?”

Al formularse esta pregunta, se dio cuenta de que allí no había gente, y que ni si quiera él era un hombre ahora. Algo le decía que se hallaba en el paraíso, y que esa mujer de belleza incomparable, no era otra que la Madre Naturaleza... Entonces comprendió muchas cosas que jamás en su vida de humano pudo comprender; y no se extrañó cuando dedujo que al paraíso era imposible que llegara gente, pues para poder existir, debía estar poblado solamente de animales.
Sort:  

Bonito cuento, me hizo evocar aquel que leían nuestras madres antes de dormir..!
Te envié una observación por tu cuenta privada de Discord.
Enhorabuena..!

Gracias, amigo. Un abrazo.

Excelente cuento...evocar la naturaleza mediante la palabra, ayuda a formar conciencia "verde"..! ¡Votado por Engranaje"

Muchas gracias a la comunidad.

Maravilloso relato, me encanto bastante. Deja una gran moraleja consigo.

Gracias Ricardo.

Que lindo cuento..

Gracias, Teneresa.


Este post fue compartido en el canal hispano #la-colmena de la comunidad de curación Curation Collective y obtuvo upvote y resteem por la cuenta de la comunidad @c-squared después de su curación manual.
This post was shared in the #la-comena channel in the Curation Collective Discord community for curators, and upvoted and resteemed by the @c-squared community account after manual review.

Muchas gracias a todo el equipo. Son geniales.


¡Felicidades! Este post obtuvo upvote y fue compartido por @la-colmena, un proyecto de Curación Manual para la comunidad hispana de steemit. Si quieres saber mas sobre nuestro proyecto acompáñanos en #la-colmena, nuestro canal de discord dentro de Curation Collective


Genial Post. La imágenes son muy buenas. Me encanta la naturaleza.

Muchas gracias.

Congratulations @zenith1! You have completed the following achievement on Steemit and have been rewarded with new badge(s) :

Award for the number of upvotes

Click on the badge to view your Board of Honor.
If you no longer want to receive notifications, reply to this comment with the word STOP

Do not miss the last post from @steemitboard:
SteemitBoard World Cup Contest - The results, the winners and the prizes

Do you like SteemitBoard's project? Then Vote for its witness and get one more award!

Coin Marketplace

STEEM 0.20
TRX 0.13
JST 0.029
BTC 65898.24
ETH 3442.24
USDT 1.00
SBD 2.62