Cuando yo nací Memo Morales ya tenía una larga trayectoria como cantante. Y para el momento en que empecé a adquirir conciencia de la música que escuchaba, su voz era parte de la mayoría de los éxitos que sonaban en la radio.

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Memo hasta en el inconsciente

Guillermo Morales, mejor conocido como Memo Morales, nació en Maracaibo el 6 de abril de 1937 y llegó a Caracas a los 8 años de edad, pero ya con una trayectoria importante como “niño prodigio”. A los 16 años empezó su carrera profesional como cantante y fue voz de las orquestas más importantes de la época. En 1964 entró en la orquesta Billo’s Caracas Boys, para marcar junto a Cheo García la época más gloriosa de esa orquesta.

La voz de Memo se convirtió en parte de nuestra memoria histórica. Además que él tenía un timbre de voz tan particular y un estilo tan único que se nos grabó en el más profundo inconsciente a todos los que vivimos esos tiempos.

Su extraordinaria manera de interpretar los ritmos españoles, especialmente la rumba flamenca y el pasodoble, le hicieron merecedor del título de “El Gitano Maracucho”.

Canciones como "Ni se compra ni se vende", "Viva España", "Si vas a Calatayud", "La Canción de Caracas", "Se Necesitan Dos", "Amarillo Limón", "Rumores", "Parece mentira", "Qué Tontería", "El Tunante", "Dámele Betún", "Juanita Bonita", "Qué Tienes Tú", "Eva", "La Rubia y la Trigueña", "Le Lo Lay", "Fantasia Moruna", "Yo soy el Punto Cubano", entre otras, fueron éxitos que se escuchaban hasta en los pueblos más alejados de nuestra tierra y de otros países y otros continentes.

Debo sumar a todo lo dicho que, 7 años que estuve junto a mi familia viviendo en Europa, hicieron que los discos de la Billo’s fueran una forma de mantenernos en contacto con nuestra tierra y allí, por supuesto, estaba una vez más la voz de Memo Morales.

Nuestro encuentro

Gracias al éxito que tuvo en los años 80 el grupo musical que yo dirigía (y sigo dirigiendo), Los Cañoneros, tuvimos la oportunidad de alternar con los artistas más destacados del país y como es de suponerse, Memo no fue la excepción. Fueron muchas las presentaciones en las que tuvimos la oportunidad de estar con él tras bastidores y escucharlo cantar en vivo.

Sin embargo, nuestro grupo nunca se había planteado grabar o actuar con artistas invitados. Eso no estaba en nuestros hábitos. Y la única vez que a alguien se le ocurrió la idea de que lo hiciéramos, no fue muy positiva la experiencia.

Por esa razón, la relación nuestra con otros artistas era muy amistosa, pero sin plantearnos colaboraciones.

Cambio de planes

Después de una transformación profunda que hice en Los Cañoneros, donde ampliamos la orquestación a nueve músicos y nos planteamos un nuevo sonido, fue que vino la idea también de hacer canciones con algunos invitados.

En el año 2012, año que Caracas cumplía 445 años y el grupo nuestro 30, decidí hacer un disco que fuera un homenaje completo a nuestra ciudad capital. Allí nació la idea del disco “Esta es Caracas” y ese mismo año hice la selección del repertorio preliminar, canciones emblemáticas dedicadas a la ciudad y una original escrita especialmente para ese proyecto, que fue precisamente la que le dio el título al disco.

Ya para ese momento surgió la idea de invitar a Memo Morales a cantar un pasodoble de Billo Frómeta, que popularizo la orquesta del dominicano en la voz de Memo: “La canción de Caracas”. En esos días se lo propuse a él y me dijo que estaba bien, que le avisara. Pero el proyecto no se concretó y empezó a pasar el tiempo.

Tres años más tarde consigo el apoyo de una institución del Estado y deciden financiarme el disco. Así que rápidamente hubo que completar los arreglos que faltaban. Uno de ellos era el del pasodoble de Billo, cuyo arreglo debía haberlo escrito Benjamín Brea, quien fue nuestro saxofonista por casi 20 años, pero la vida nos jugó una jugarreta y se lo llevo antes de que pudiéramos hacer el disco. Así que yo mismo me encargué del arreglo de esa canción y un par de temas más que faltaban aún.

Llegó el momento

Finalmente entramos en el estudio de grabación, en un proyecto con una producción muy elaborada y con todas las mejores herramientas a mano, incluyendo el mejor equipo técnico, el mejor estudio, etc.

Todo fue bastante de prisa e intenso, porque queríamos hacer un disco de primera calidad. Y con el anhelo de tener varios invitados especiales, tuvimos que hacer milagros para coordinar los horarios de grabación con los invitados. Tan complejo fue que hace varios meses escribí un post contando la historia de cómo fue el proceso para una sola de las canciones en Grabar una canción con estrellas invitadas.

Y llegó Memo

En el momento que llegó a grabar Memo al estudio, ya teníamos lista la base, aunque faltaban algunos detalles. Yo estaba súper emocionado por su llegada, pero no me podía desconcentrar, pues debíamos proceder a explicarle el esquema de la canción, revisarlo con él y proceder a grabar. Y así lo hicimos. Entré a la sala de grabación, escuchamos y él empezó a hacer sus tomas. O mejor dicho “su toma”, porque de una sola vez hizo una interpretación tan perfecta, que la única razón para repetirlo fue que el productor musical, Chapis Lasca, acostumbra a hacer dos tomas de todo el material...

Repitió, hizo la segunda grabación igual de bien que la primera, luego nos fuimos a la sala de control, escuchamos la toma y en vista de que todos estábamos satisfechos, él y su esposa Alicia, quien era además su manager, asistente y todo lo demás, se despidieron y se marcharon.

Epílogo

Con esa grabación lista, solo habíamos avanzado un paso, por eso nos dispusimos a seguir grabando. En vista de que estaba montada la sesión de “La canción de Caracas”, el productor me sugirió grabar de una vez el cuatro, tarea que estaba pendiente. Yo busqué el instrumento, cuadramos el micrófono, se hizo la ecualización y empezamos a grabar.

Pero la carga energética que había dejado Memo no le permitía a los que estaban en la cabina concentrarse y mientras ellos comentaban la experiencia, me colocaban la pista para que revisara lo que yo tenía que tocar.

Es en ese momento que logro escuchar la pista con la base y la armonía, escuchar el sonido del cuatro que yo estaba tocando y por encima de todo la voz de Memo, la misma que escuché tantas veces antes, y se me vinieron todos esos recuerdos de la infancia, se me brotó la vida entera en sensaciones y me di cuenta que yo estaba acompañando a esa voz que era parte de mi código genético. La emoción fue tanta que empecé a llorar de la emoción sin poder contenerme.

Para mi tranquilidad y la de mi “ego”, los que estaban en la sala de control estaban tan emocionados con lo que acabábamos de vivir, que no podían parar de comentar y no se enteraron de mis lágrimas y me ahorraron quedar en evidencia en ese momento de debilidad frente a lo que son las emociones más profundas de un ser humano y que muestran cuan profundas son las huellas que puede dejar en cualquier persona un artista que logra expresar en su arte las más sinceras emociones y que logran ganarse el amor de todo un pueblo.

La despedida

Hicimos planes para una actuación juntos, donde pudiera interpretar esta y otras canciones con Los Cañoneros. Pero el 1° de enero de 2017, en plena actuación de Año Nuevo, se silenció su voz para siempre y quedaron sin fecha tantos nuevos proyectos junto a uno de los cantantes más populares y queridos de todos los tiempos: Memo Morales.

La canción de Caracas - Los Cañoneros feat. Memo Morales

Los Cañoneros - Esta es Caracas

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