Muchas veces se nos ha presentado la oportunidad de tomarnos unos tragos en un evento social o en una simple reunión con amigos y nos toca rechazar esa invitación por el hecho de estar tomando medicamentos indicados por el médico. Generalmente pensamos, que inoportunos suelen ser esos incidentes en los que tenemos que acudir al médico para que nos recete tratamiento con medicamentos cuando próximamente tendremos una salida para tomar unas cervezas y solemos entrar en la disyuntiva entre tomar sin importar las consecuencias o prevenir alguna complicación.

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Es así como a veces (más de las que nos gusta admitir) hacemos caso omiso a la sugerencia de no consumir bebidas alcohólicas cuando estamos tomando medicamentos, sin conocer las consecuencias que nos puede traer ¿Será mito o realidad?

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Hay quienes aseguran que la recomendación de no mezclar medicamentos con el consumo de alcohol parte de las enfermedades proliferadas en la segunda guerra mundial, enfermedades que los médicos combatían indicando antibióticos a soldados y población en general. Estos soldados, al sentir mejoría, salían a tomar cerveza y esto les provocaba ganas de orinar en repetidas oportunidades lo que les hacia eliminar más rápidamente de su organismo los medicamentos y así disminuía la efectividad de estos. Por esta razón los médicos les ordenaron no ingerir alcohol mientras se mantenían en tratamiento médico.

Sin embargo, tomando en cuenta que tanto al momento de ingerir alcohol como cuando se toman medicamentos, estos hacen un recorrido en nuestro cuerpo que comienza por el estomago donde este ejerce un proceso de digestión, luego pasan al torrente sanguíneo donde estos se disuelven causando su efecto principal y finalmente son metabolizados en el hígado por las mismas enzimas, las cuales tienen que aumentar su trabajo si les corresponde metabolizar ambas sustancia a la vez, lo que genera una sobrecarga que a la larga puede causar problemas hepáticos.

Además de esto, la interacción del alcohol con ciertos medicamentos puede causar algunas reacciones particulares. Por ejemplo, el vino y la cerveza contienen una sustancia llamada tiramina, la combinación de esta sustancia con algunos medicamentos puede provocar síntomas como vómito, mareo, enrojecimiento facial, vértigo; también conocido como efecto antabus.

Los analgésicos y antiinflamatorios como el diclofenac y el ibuprofenos (por nombrar los más comunes) combinados con bebidas alcohólicas además de generar ulceras gástricas podrían provocar efectos tóxicos en el hígado.

En el caso de los antibióticos, la mayoría de estos solo disminuyen su efectividad exceptuando las cefalosporinas y los antiparasitarios que si generan una reacción seria en el organismo, como el efecto antabus mencionado anteriormente.

Así, se hace evidente que si no tomamos las debidas precauciones el más afectado será nuestro hígado. Aunque nos digan que es un simple mito y que no va a pasarnos nada si lo hacemos, las consecuencias de mezclar medicamentos con bebidas alcohólicas podrían ser irreversibles. Si bien estos efectos no son mortales podrían desencadenar una enfermedad hepática crónica de la que nos arrepentiríamos el resto de nuestras vidas.

Asi que cuando nos inviten a salir y estamos tomando tratamiento medico, es mejor decir que no a la tentacion y quedarnos en casa