Guía básica para caminar por Caracas y no morir en el intento
Caminar es una actividad sencilla, ¿verdad? Incluso los bebés lo hacen sin mucha dificultad una vez lo aprender. Todos lo podemos ejecutar de forma inconsciente sin ningún problema. Es simplemente colocar un pie después del otro al ritmo apropiado y con un ligero balanceo de brazos para mantener el equilibrio. ¿Y si te pregunto sobre caminar en exteriores? Aquí la cuestión se complica; debemos comenzar a pensar en cosas como normas sociales, leyes de tránsito e interacciones de todo tipo, desde pedir permiso cada tanto, hasta preguntar por direcciones cuando resulte necesario. Esta es una habilidad un poco más complicada; no es ninguna casualidad que a muchos padres se les dificulte permitir esto a sus hijos durante mucho tiempo.
Sin embargo, en las sociedades funcionales la grandísima mayoría de adultos puede transitar tranquilamente las calles sin siquiera poner atención a la acción misma de colocar un pie delante del otro. A fin de cuentas, en realidad no hay mucho que debas atender a la hora de caminar... a menos que vivas en mi ciudad. Acá, muchos adultos aún no tienen muy claro cuáles son las reglas para transitar las calles. Y no se los debe culpar ni ridiculizar; no son pocas las cosas a tener en cuenta al andar por Caracas. Por suerte, al crecer me convertí poco a poco en un paranoico compulsivo, y, aunque tiene sus pegas, el lado positivo es que me permitió analizar hasta el cansancio este tema. Por tanto, permitidme iluminaros con mi más que envidiable sabiduría en las siguientes líneas de este escrito.
Bolsillos vacíos, siempre
Un error común del peatón incauto es la asunción de que los bolsillos constituyen un espacio seguros para sus pertenencias. En circunstancias normales lo serían, pero nadie ha insinuado que en Caracas se viva de forma normal. No, los bolsillos son demasiado visibles y vulnerables. Incluso la más pequeña de las sombras en aquella zona, fácilmente atribuible a un celular o una cartera, atraerá miradas furtivas de ojos con intenciones ilícitas.
Salir de casa, bolso colgado a los hombros, celular dentro de este, te podría salvar de algunos encontronazos indeseados. En esta sociedad, la única habilidad más importante que la de saber afrontar los conflictos es, quizá, aquella que te permite evitarlos a la vez que te da paso para seguir adelante sin mayor problema.
Esto, evidentemente, acarrea problemas por su propia naturaleza. En principio, y claramente el problema más evidente de todos, la posibilidad de sufrir el hurto del bolso en su totalidad. Este, sin embargo, es un resultado menos probable que el robo de solo un celular. Los delincuentes, al contrario de lo que a muchos les gustaría pensar, son personas con un elevado nivel de análisis, por lo que entienden que en pocas ocasiones es beneficioso apuntar por un objetivo con bolso si fácilmente puede ir por aquel que, por culpa de la inocencia o la testarudez, guarda sus pertenencias en los bolsillos.
Ojos al frente, columna recta, decisión al máximo
Para descubrir aquello que disminuirá las posibilidades de problemas en la calle, debemos meternos en la mente de quien causa el conflicto hasta lograr comprender, bien sea por simple intuición o por evidencia empírica, lo que los motiva. Es importante, por tanto, recorrer su proceso mental a la hora de elegir presa
Dicho esto, ¿qué actitud aumenta las probabilidades de que dicho delincuente dirija sus ojos en tu dirección? Si tuviera que adivinar, me atrevería a decir que un caminar que de señales de poco carácter saldrá perdedor. Por consiguiente, tu objetivo es claro: demuestra carácter con cada paso. Nada de ver al piso. Encorvarse está prohibido; para esto, por suerte, el bolso será de relativa ayuda.
A esto le debes sumar, además, una mentalidad de urgencia que se traduzca en tus gestos, y lenguaje corporal en general. No olvidemos que, en una proporción que resulta aplastante, transitas las calles para trasladarte de una locación a otra. Este debería ser tu objetivo primordial.
Todos tienen intención de robarte
Con todo lo anterior dicho, nada de eso constituye, realmente, una barrera protectora en contra de ladrones. Tarde o temprano alguno pondrá sus ojos sobre ti y te verá como una presa, es inevitable. Lo único que puedes hacer al respecto es estar preparado.
Caminar por las calles de Caracas tiene que convertirse para ti en una acción consciente. No puedes ir por allí, un paso tras otro, sin estar atento de lo que te rodea. Por ello, mi consejo es que veas atentamente a las personas que te rodean, intentando no mantener contacto visual por mucho tiempo. Debes ir con la idea de que todas las personas están observándote y evaluando la posibilidad de ultrajarte a ti y tu propiedad privada.
Con esta idea en mente, debes evaluar acciones que refuercen o, por el contrario, contradigan la asunción inicial. Si algún individuo da muestras de incapacidad o poca probabilidad de delincuencia, mejor será no observarlo más; podría hacerte ignorar a aquel con verdaderas intenciones maliciosas. Si encuentras suficiente evidencia de que alguien podría albergar peligro para tu persona, siendo este el caso opuesto al anterior, lo que sigue es el punto más crucial del proceso: asegurar las sospechas. Aquí es donde el verdadero peligro comienza.
Intenta hacer que sus intenciones resulten tan evidentes que hasta un niño lo entendería. Obliga al delincuente a realizar acciones que en una situación normal no tendrían sentido. En otras palabras, toma una actitud que en otras situaciones no tendrían sentido, y verifica si las imita. Muévete de sitio sin razón aparente, cambia de acera —aunque se haya vuelto un chiste en años recientes, es una técnica infalible— o, a falta de más ideas, detente por completo. Esto, como debería resultar evidente, lo debes efectuar en zonas que aparenten cierta seguridad, donde puedas experimentar sin que tu vida esté en juego.
No tengas pena, correr no es de cobardes
Sé muy bien que esto es una guía para "caminar" en Caracas, pero qué es la carrera si no la evolución natural de la caminata. Una vez estás más que seguro sobre las intenciones delictivas de un sujeto, el enfrentamiento es el resultado menos deseable.
Por otro lado, debes jugar con inteligencia; nadie quiere correr por la calle a menos que sea totalmente necesario. Siempre puedes intentar mezclarte con la multitud y perder a aquel que te tenía por objetivo, o podrías tener la fortuna de que se acobarde al entender que eres consciente de la situación. La mejor arma del ladrón es el factor sorpresa, cuando les es arrebatado su pánico puede jugar a tu favor.
Sin embargo, hay ocasiones en que no hay más opción que el sprint. Si sabes que tu camino te llevará por una calle solitario y vulnerable a delitos, es una buena idea comenzar a correr varios metros antes de entrar a dicha calle. Comenzar a correr al entrar al lugar vulnerable nunca es buena idea; aumenta las probabilidades de que tu perseguidor corra en tu persecución. Recordemos que nada detiene a tu oponente de correr, y siempre está la posibilidad de que no lo superes en velocidad.
Lo importante es tomarlo por sorpresa y despistarlo, por lo que lo mejor sería comenzar a correr en el momento menos previsible. El objetivo será hacerle difícil la decisión entre perseguirte o desistir. Y, en caso de que persista, le habrás ganado cierta distancia, que podría ser vital..
Caminar por las calles de Caracas podría resultar agotador, no solo por el acto de caminar en sí, sino por el esfuerzo mental que exige. Muchos elementos entran en juego, muchos más de los que harían falta en una sociedad funcional. Y si bien acaba siendo molesto, recordemos que lo importante no es la comodidad, sino la capacidad de llegar vivo, sano y salvo, y sin altercados —como debería ser normal.