Uno de estos días, cuando me encontraba de paseo rumbo al Parque el Laguito en los Próceres, Caracas - @Venezuela, me percaté de algo muy curioso, un evento que consideré ínfimo en otras ocasiones, es decir, no le había tomado interés alguno... pero ese día mi mente tuvo una implosión de incertidumbres y juego de enigmas al ver un perro viajar en el metro (tren) donde yo iba. Ciertamente, ya había notado el episodio antes, pero como dije, solo lo obvie, sin embargo, mi mente obnubilada se cuestionó el hecho del por que algunos caninos viajan en tren.

Siendo unos animales muy inteligentes, catalogados como "El mejor amigo del hombre"; entonces te preguntas: ¿Será que un perro tiene conocimiento absoluto hacia dónde se dirige?. Claro está, el cuestionamiento data por el hecho de que el perro se montó en la estación que yo aborde, me encontraba en la línea 1, mi destino era la línea 3 Los Símbolos y curiosamente el canino se dirigía para allá. Sólo observé, los otros usuarios comentaban, murmuraban, otros se quejaban y pedían que sacaran al perro; pero la mayoría lo defendía y especulaba, lanzaban suposiciones al aire como dardos a un marcador.

Al terminar el recorrido habitual en la línea 1, me baje para realizar la transferencia correspondiente, pero el can también lo hizo, se bajó y siguió la misma ruta dentro del subterráneo, tal cual como hacíamos todos los usuarios. Al llegar al andén, el perro se acostó justamente detrás de la franja amarilla; uno se preguntaba: ¿Será que está esperando el tren? y en efecto así era, al llegar, el perro abordo sin más y se acostó de nuevo como a esperar. En ese momento tomé la fotografía. Muchos cuestionamientos pasaban por mi mente, @reflexiones, @curiosidades, entre otras. Pero lo que más picaba mi curiosidad era saber a dónde iba, porque perdido no estaba, estaba muy claro que iba a un lugar, eso mostraba este animal.

El tren finalmente se detuvo en mi estación de destino y, ¿Qué creen?, el perro fue el primer usuario en bajar de la estación, estaba quieto y atento al momento en que el tren se detenía y de manera veloz salió disparado de vagón como si alguien lo esperaba, como si tuviese una mision o algo muy importante que hacer. Parecía que conocía la ruta y que era habitual, quizás el olfato, su sentido de orientación e inteligencia determinaron el destino del canino en ese momento.

Trate de seguirlo pero con los otros usuarios colapsando los torniquetes y el lento transitar de muchos fue imposible para mi. No pude ver cual era el rumbo a tomar de este amiguito. La interrogante quedó sin ser despejada y cada día me hago la pregunta curiosa: ¿Que habrá pasado con ese perro?, la duda prevalecerá hasta tanto yo mismo no lo verifique, u otra persona lo haga y pueda al fin aclarar este enigma, pero por ahora sólo comparto este hecho y puedo decir, en mi no tan humilde opinión, que los animales tienen un sentido de orientación que, si los seres humanos poseyeramos, lograriamos ir más allá de lo que estamos acostumbrados a ir. Nuestro rumbo no estaría invadido de limitaciones y nuestros avances serian épicos.

Hoy para mi, el mejor amigo del hombre se convierte en uno de los protagonistas de nuestras vidas, animales dignos de admirar, querer y proteger. Si pudiéramos tener solo 1 gramo de las cualidades y virtudes de estos caninos, seríamos hombres y mujeres de bien, sin rencores, cariñosos, leales y sobre todo pacientes, sin esperar nada a cambio, solo dar amor sin barreras.

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