Una verdadera sociedad sana en tu país.
En Venezuela se ha generalizado aquello de que las reglas se crearon para ser quebrantadas,
lamentablemente, muchos ciudadanos, de manera consciente o inconsciente comulgan con esa frase, y se han acostumbrado a infringir la ley tan frecuentemente,, que perciben ese hecho como algo natural y propio de quienes habitamos el país, e incluso califican de tontos a quienes no se comportan como ellos. Gracias a esta minoría creciente, corremos el peligro de que se institucionalice la ilegalidad, el irrespeto y la impunidad.
Si queremos lograr un país que tanto anhelamos, debemos, como primer paso, apreciar el bienestar colectivo demostrándolo con el cumplimiento de los deberes y responsabilidades que garanticen la convivencia. Las relaciones interpersonales suponen un consenso, un mínimo de normas comunes que deben ser aceptados para orientar nuestra conducta.
Cuando actuamos según los conocimientos establecidos, contribuimos al correcto funcionamiento de la sociedad, aprendamos a respetar a los otros y logramos la armonía y el bienestar común. De lo contrario, nos convertiremos en una sociedad retrógrada e incierta; en una sociedad anémica.
Imaginemos una sociedad anémica:
Cuando hay ausencia de normas en una sociedad, hablamos de anomia. Esa carencia produce una serie de relaciones #patológicas en la salud mental de sus miembros debidos a la falta de orden; corrientemente abundan la criminalidad y la delincuencia extrema ya que existen mecanismo de control y cada quien se comportan según sus propios impulsos.
Imaginemos por un momento en tu cuenta de steemit, lo que sucedería si buen día nadie respetara las filas frente al cine o a la taquilla bancaria, o si todos los conductores circulan por carreteras y avenidas sin respetar los semáforos y el flechado.
¿Qué tal si un buen día las personas comienzan a abrir c consultorios sin ser médicos graduados o a volar aviones sin pilotos?.
La vida en sociedad sería imposible e intolerable haciendo que se perdieran la autoestima y el respeto a los demás, aunque a la identificación de roles y de perspectiva de un futuro próspero.
En el gran sentido amplio del término que estoy viviendo en mi país llamado Venezuela, podemos afirmar que las normas son mecanismos de regulación y control creados por el propio ser humano para lograr una armónica vida en común y conservación futura de la especie.
En la pequeña historia que mi abuela me estuvo contando de las civilizaciones, las normas han ido evolucionando a la luz de las creencias religiosas, de los descubrimientos y los inventos de nuestros hermanos venezolanos, de los nuevos pensamientos y disciplinas, y del progreso en las organizaciones sociales, sin embargo, dicen que hay un principio que ha permanecido invariable durante todo este proceso, y es aquel que exige respetar la normativa vigente.
Un ciudadano en mi país indeseable
Esta persona tiene muchas otras caras, y puede estar escondido tras los cristales ahumados de un automóvil lujoso, en un carrito por puesto, detrás del mostrador en una empresa pública o privada, o al frente de la caja registradora de un supermercado. …
La persona indeseable justifica sus desmanes culpando al medio de su comportamiento agresivo.
Cuando es víctima de algún abuso expresa esta frase clásica, como cuando vas de salida en el país de Venezuela y de repente ´´en este país nadie respeta a los demás´´, pero, al voltear la esquina se convierte en victimario, atropellando con su carro, o vociferando palabrotas a quien se le atraviese.
Curiosamente estas personas, muchas de estas cabezas de familia, cuando viajan a otra naciones que califican como ´´civilizadas´´, son incapaces de quebrantar las normas y actúan como celosos guardianes de la Ley y el orden.
´´No puedo tomar porque estoy manejando´´…
´´Abróchense los cinturones de seguridad´´….
´´Dejen pasar a la anciana´´…
Si bien es cierto que de manera formal se transmiten contenidos dirigidos a realzar la necesidad de cumplir las obligaciones, lo que ocurre en realidad es que constantemente se suministran ejemplos de los contrarios. El discurso no guarda relación con lo que se hace, y mientras se esta hablando de cumplir los deberes, algunos padres de familia dejar de pagar impuestos, numerosos maestros no asisten a clases, los médicos comunicación estructuran una programación dominada por la violencia, y algunos políticos no pierden oportunidad para la prebenda y el tráfico de influencias.
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