Una noche diferente, una reunión maravillosa, todos reunidos en un solo circulo, la emoción de encontrarnos y comenzar a disfrutar la maravillosa noche que Dios nos regalaría, disfrutando de los niños ansiosos por sus regalos y ver llegar a los más queridos de la familia. Este 24 de diciembre fue un día diferente para mí al fin después de 2 años sin disfrutar de unas navidades maravillosas, este día fue para mí un día especial, el recordar las reuniones familiares, disfrutar de mi pequeña familia que poco a poco se ha formado, disfrutar de mis padres, en un rato agradable que desde hace mucho tiempo ellos no solían tener, a pesar que fue una noche oscura por los constantes apagones y cortes de luz en nuestro estado Zulia(Venezuela),igual disfrutamos la noche a la luz de la luna.

Todos reunidos en aquellas dos mesas no éramos tantos pero muchos fue lo que gozamos, al llegar las 12 empezamos a organizar las mesas y aquellos platos con las ricas hallacas, pan de jamón, ensalada de gallina, cerdo asado y esa rica coca-cola, comenzamos a repartir los platos, ya todos sentados comiendo vimos como la noche se tornaba mas clara por la hermosa luz nocturna de aquella luna que nos alumbraba.

Gozando entre comida y trago se llego la hora de abrir regalos y disfrutar de la noche que muy larga seria, gozando con abuela “Chinca”, y viendo bailar a el suegro “Ender” se nos fue esa noche en risas y videos, se nos hacían las 1, las 2 y las 3, y ha llegado la luz que alegría, encendimos ese equipo y a gozar con alegría, a gozar con mama Chinca! que sus ocurrencias decía, hay iba amaneciendo cada vez más se llegaron las 6 de la mañana y ese sol que ya salía, nos tomamos un buen sancocho de sopa, y mis padres ya se iban, pero seguimos la parranda hasta el otro día junto con mi cuñado(@jfinol),su esposa(@carolacarmona), mi novio(@mryuka) y mi compañía.

Se hizo de día y ya eran las 10 am, sin dormir decidimos llevar a mama Chinca y a su hija doña Lupe a su casa, nos emparapetamos y a montarnos en ese carrito que íbamos como sardinitas en latas pero felices y al llegar a su casa esa buena bienvenida nunca faltaría gozamos un puyero en casa de abuelita, pero al llegar la tarde ya los cuerpos cansados pedían su camita y a las 6 de la tarde ya en casita estábamos, todos felices por el gran 24 que pasamos, y por eso le doy Gracias a Dios por permitirme pasar este hermoso año con mi familia...