El abuelo contándole historias al nieto
Revisando el cajón de mis cosas me encuentro con un smartphone pionero en su época, uno que todos ansiábamos y que traía lo último en conectividad y en funcionalidades. Me refiero a un Blackberry Curve 8520. Este teléfono lo tengo desde el año 2012, años en los que la marca canadiense era la reina absoluta del mercado de los teléfonos celulares inteligentes.
Su nieto podrá hacer hasta empanadas, pero jamás tendrá la experiencia y los miles de minutos y mensajes que su abuelo acumula.
A este celular le tengo un cariño singular; fue el teléfono que pude traerme a Argentina cuando migré en 2016, ya que estaba liberado y podía usarlo acá con un sim card sin problemas, de ese modo me comunicaba con mi familia vía Whatsapp solamente, sin videollamadas obviamente.
La tapa que cubre la batería y las tarjetas sim card y la micro SD, está fijada con cinta plástica. Este teléfono lo usé por 8 meses hasta que pude comprarme uno mucho más moderno. En vez de tirarlo al tacho de la basura, decidí conservarlo como un objeto preciado que me acompañó en uno de las etapas más duras de mi vida.
Lamentablemente ya no enciende
Fotos propias.