CUANDO EMIGRA UN SER QUERIDO
Las cifras oficiales no las conozco pero se dice que millones de venezolanos han salido de Venezuela, buscando una mejor vida, y en especial, un futuro para sus hijos, por la terrible situación de miseria que se vive actualmente en el país. Otros miles de venezolanos emigran cada día con el mismo fin y por las mismas razones.
La gente comenta y se alarma por esta estampida de venezolanos, en especial de jóvenes profesionales, que van a ofrecer sus conocimientos y su fuerza laboral a otros países, porque en el suyo no son valorados, y por el contrario, son hasta perseguidos si se atreven a reclamar su derecho a un trabajo y calidad de vida digna de cualquier ser humano, por demás consagrada en la Constitución de la República.
Pero cuando más se conmueve el ser humano, es cuando la experiencia le toca directamente, porque es un ser querido el que se aleja del seno familiar.
El éxodo, lo primero que afecta es la unión familiar, porque la fractura en corazones que se quedan y los otros que se van, unos con un Dios te bendiga en los labios y otros con la promesa de no olvidarse de sus seres queridos, con la esperanza de conseguir ocupaciones que les permita ayudar a su familia, y quizás, si las cosas mejoran en Venezuela, algún día regresar.
Se separan esposos, padres, hijos, hermanos… con la fe en Dios de algún día volverse a reencontrar.
En mi caso particular, junto a mi esposa, hijas y nietos, aun nos mantenemos luchando por subsistir en este país, otrora promisor, que se ha convertido por obra y gracia de un régimen totalitario y absurdo, en un territorio que se descuartiza en franca destrucción, mientras que los corruptos del gobierno se enriquecen cada vez más con base al hambre y la miseria de un pueblo, que ya no tiene ningún vestigio de calidad de vida.
Recientemente, se marcharon del país dos sobrinos a quienes amo como si fueran mis hijos. Uno es médico y se fue con su esposa (Licenciada en Educación) y sus dos hijas de apenas 8 y 4 añitos. El otro es Licenciado en Música y se fue solo, en una especie de avanzada, dejando a su familia (esposa y dos hijos) a la espera de que le vaya bien y pueda llevarlos consigo.
Y es en ese momento, cuando vemos a partir a nuestros seres queridos, cuando los que seguimos aquí, sentimos que el demoníaco régimen nos está arrebatando también nuestros sentimientos y afectos más preciados.
Con cada ser querido que se va, perdemos un pedazo de nuestra vida que no sabemos si algún día podremos recuperar. Dios quiera que sí, que les vaya bien a ellos, porque es lo principal, y que tengamos la oportunidad de vivir el reencuentro en una Venezuela libre, próspera y ajena a los demonios que hoy nos gobiernan, o más bien nos desgobiernan.
!DIOS NOS AMPARE!
Autor: Tucídides López @verseador