¡Demasiados párrafos cargados de poder!
Como la principio, he podido leer, ciertamente la sociedad nos arrastra a convertirnos en uno de ello, perdiendo nuestra propia entidad, incluyendo nuestra personalidad. Perdemos nuestro rumbo y somos capaces de herir a otros, sin darnos cuenta.
Tememos a las circunstancias pero podemos mejorar, cada vez, reflexionamos aún más, y las personas que apreciamos nos hacen dar cuenta de esos defectos. Nuestro aprecio no puede ser reemplazado, por más inconformidad que carguemos. Ella siempre tendrá presente eso y no se apartará de tu lado.
¡Muchísima suerte hermano, te mando un abrazo fuerte!
Es cierto, no se nos enseña a ser nosotros mismos desde pequeños sino como los demás, por lo que pocos logran quitarse el antifaz a tiempo y salvar parte de su esencia en el proceso.
Es fácil herir a otros, podemos infligir daño incluso al ser indiferentes, lo que presupone un acto de valentía confiar en la actualidad. Sin embargo existen por quienes vale la pena arriesgarse.
Ciertamente, necesitamos rodearnos de aquellos que nos hagan reflexionar sobre nuestros actos, no de aduladores que esconden otras intenciones detrás de sus constantes elogios.
De veras gracias por tu comentario hermano, lo valoro.
¡Saludos y abrazos para ti también!