Yo y mis compromisos: ¿A quién no cumplirle?
Es tanto lo que tengo por hacer, que siempre estoy ocupado. Esa condición me prohíbe mantener una armonía entre mis compromisos sociales, familiares, religiosos y de trabajo.
En muchas ocasiones, un deber choca con otro y no me es posible dar cumplimiento a una de las tantas obligaciones.
Es cuando vienen: las escusas, los porque, las justificaciones pero nada de eso me puede disculpar de haber faltado al compromiso de: llevarle una lista de compras a mi esposa, llevar mi hijo al parque, una reunión de trabajo, visitar un cliente, asistir con mi familia a la iglesia.
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No debemos hablar de una lista de prioridades porque todas son importantes. La única solución sería alargar el tiempo, pero… Entonces ¿Que hacer? : Lanzar una moneda al aire o la clásica rifa: coloco dentro de una bolsa el nombre de los competidores, meto la mano entre los tantos y saco uno y que gane el que Dios quiera. Porque yo no le encuentro solución al menos que los ponga por orden de llegada o por orden alfabético; pero de esta manera habrá siempre quien se quede fuera y yo quedaré como el tramposo. Así, que la solución más Salomónica es la de la moneda. 0 la clásica rifa de papelitos dentro de la bolsa, por lo menos así me libro de que se me llame tramposo y aparentemente yo quedo “exento” de culpas.
Otra sería, librarme de tantas cosas por hacer, pero eso significa no cumplir con mi hijo, con mi esposa, con mi jefe o con Dios.
Sigo pensando que la solución más viable es la moneda al aire. O la lista en la bolsa y el que quede fuera que me perdone.
Tal parece que este es uno de esos casos sin solución.
Pero como dice el refrán. En esta vida todo tiene solución menos la muerte y parece que es muy cierto y en este caso queda demostrado.
─ ¿Y cual es? ─Habrá quien me pregunte.
Pues simplemente: ─después de una justificada explicación─ mudarle la fecha al perdedor de la rifa, y asunto solucionado.
─Mañana te llevo la lista de compras. ─Le diré a mi esposa.
─El domingo te llevo al parque ─me disculparé con mi hijo.
Con mi jefe, mi cliente y con Dios no habrá disculpa posible pues son personajes tan ocupados como yo que tienen una agenda por llenar y decirles “no puedo” es alterar su lista de compromisos y eso sería una falta de respeto a sus obligaciones. Por lo tanto mi esposa y mi hijo serán las victimas. Pero sé que ellos lo entenderán ya que lo hago en beneficio de toda la familia.
Escrito por: Tomas A Flores
@tomasflores, muy buen post! Gracias por compartir!
Obviamente son perspectivas, no comparto con que los jefes y clientes sean impostergables por tener una agenda tan ocupada como la tiene uno. Creo que es una cuestión de prioridades, y la importancia de la persona y que tanto uno permite que las cuestiones laborales se impongan a cuestiones de la vida personal o familiar.
Primero buscaría entender que es lo que realmente me importa en esta vida, y luego setear prioridades según el momento al respecto.
Como dices, no tenemos tiempo para hacer todo, por lo que nos guste o no, hay que aprender a decir que no a algunos compromisos.
Abrazo y gran post! Te dejo vote y follow.
Espero verte por mi blog en algún momento!
Saludos.