Tiburhombre parte III
Pasados los dos días, Lucy se encontraba de nuevo en el consultorio. El médico leyó y revisó cuidadosamente los resultados.
¡Felicidades! señora Lucy dentro de siete meses aproximadamente usted será madre.
Lucy, lloró de alegría. Quiso salir corriendo y contárselo a Richard. Confiaba tanto en él, que sabía lo tomaría al igual que ella, con beneplácito.
Dos meses después. De nuevo en el consultorio:
Se mueve, con cierta violencia, ─dijo Lucy tímida y resignadamente, como perdonando la conducta de su hijo.
Necesitamos nuevos y buenos deportistas en el país, a lo mejor, ya está practicando natación. ─le dijo el Doctor, en son de broma y para levantarle el ánimo que definitivamente; No era el más saludable.
Esta vez, Lucy no sonrió. Lo que le sucedía no era motivo para chiste.
El médico notó su reacción, y para disculparse le dijo:
Tranquilícese ─le aconsejó─ usted está pasando por una experiencia nueva y debe prepararse para ella, no se preocupe, que todo va a salir bien, ya lo verá. La próxima vez que venga, realizaremos un “Eco” y lo conoceremos visualmente. Por ahora váyase tranquila. Y colocando un brazo sobre su hombro en un gesto paternal. Le acompañó hasta la puerta del consultorio.
El médico se quedó pensativo, su conocimiento y experiencia de tantos años en la profesión, le indicaban, que algo andaba mal. Y no se equivocaba.
Aunque era su primer embarazo. Los comentarios que oía a sus amigas, y leía al respecto sobre el comportamiento de los fetos, dentro del vientre materno, no coincidía con el del suyo, que parecía que alguien nadaba dentro de sus entrañas.
¡Dios mío! ─Se encontraba a solas en su habitación, y rezaba con todo fervor y fe encomendando su situación al creador.
¡Ayúdame!... ¡Dios mío!... para que todo salga bien. No me abandones ahora. ─Lo hacía bañada en sus lágrimas. Hazme quedar bien con Richard.
El se encuentra muy feliz y no quiero fallarle.
Lo que Lucy ignoraba es que en su caso por accidente o coincidencia había intervenido el otro Dios: “la madre naturaleza” y debía aprender que los dioses entre si se respetan sobre todo, cuando se trata de “creaciones”
Sexto mes de embarazo.
Ya por quinta vez en el consultorio y luego de recibirla y saludarla con su acostumbrado cariño paternal. Le ayudó a tenderse en el diván para un reconocimiento corporal. Abrió su bata y al ver la forma de su vientre achatado. No esperó más y se dispuso a tomar un nuevo eco. Colocó el ecógrafo de tal manera que Lucy no pudiera ver la pantalla.
¡Dios mío!... ¿Qué es esto? ─Se preguntó mentalmente el médico haciendo un gran esfuerzo por disimular la impresión recibida.
En la pantalla del ecógrafo, aparecía una figura que distaba mucho de ser totalmente, la un bebe humano. El doctor, fingió una falla en la computadora y colocó imágenes distorsionadas en la pantalla. Lo siento Lucy pero hoy no podrá ser, este aparato esta fallando, esperemos a que le hagan los ajustes necesarios, para que todo esté más claro ─sin darse cuenta la había echo saber que algo andaba mal.
¡Doctor! ─Le dijo Lucy, encarándose a él y mirándole fijamente a los ojos con su rostro totalmente serio─. Quiero una respuesta sincera y profesional.
Lo menos que el medico podía hacer era complacerla en su pedido, pues ni el mismo sabía de que se trataba, necesitaba tiempo para consultarlo con otros colegas y así diagnosticar y poder dar un veredicto exacto sobre un feto que no aparecía en la posición fetal normal de todo embrión que ya a cumplido los seis meses de existencia. Su configuración presentaba: un rostro alargado, sus piernas muy juntas y sus brazos en forma de aletas con manos humanas, aunque el resto del cuerpo era de formación humana.
Llamó a su secretaria para que cancelara todas las consultas
Inmediatamente llamó a dos de sus colegas.
¡Hola colegas! Es una emergencia acérquense a mi consultorio.
Ya reunidos procedieron a realizar un profundo estudio sobre el caso “Lucy” permanecieron en silencio. Dejaron de ver la pantalla. Ninguno quería ser el primero en hablar; pues el diagnostico era: “feto con características físicas híper anormales” uno de ellos se atrevió a pronunciar lo que para el era la única solución. ¿Dormirlo? Los tres asintieron a la vez.
Decidieron una reunión para el siguiente día.
Se comunico con Lucy y le hizo saber sobre la reunión. Necesaria era, la presencia de Richard.
Ya en el consultorio y en un ambiente por demás tenso. Todos sabían que no era el momento para gestos de cortesía y protocolos, pues nada que se dijera de antemano iba a mejorar la situación y eso se leía en los rostros de Richard y Lucy.
El médico no esperó más y entró de lleno en: a explicar la incomoda situación.
Lucy, Richard: tenemos un imprevisto caso, de un feto con características híper anormales y lo aconsejable en estos casos es dormirlo antes de someter a la tortura a un ser que no estará en condiciones fisiológicas ni mentales para su normal desenvolvimiento en el mundo que le espera.
El medico no había terminado de hablar, cuando Lucy sufrió un repentino y fuerte desmayo.
Richard, victima de un ataque de nervios, gritaba lanzando frases soeces e incoherentes acompañadas de sentimentales lagrimas a la vez que reclamaba a los dioses de sus creencias y en cierto modo los culpaba de su perversa desgracia.
Mi bebe no será sacrificado ¿Verdad que no lo permitirás Richard?
Los médicos conocedores de otras situaciones como esa se decidieron en aceptar una tregua hasta el día del parto.
Será una cesárea sugirieron los médicos.
No quiero cesárea, ─alegó valientemente Lucy─ lo quiero parir a costo de cualquier riesgo.
Y llegó tan esperado día.
En la sala de partos se encontraban: Lucy, Richard los tres médicos más dos enfermeras.
Se dio comienzo a la difícil tarea. Los médicos orientaban a Lucy en lo que debía hacer. Ella ponía todo su empeño en cumplir su promesa de parirlo.
La herramienta expandió la vagina al máximo hasta que el médico pudo palpar y agarrar la cabeza del feto. Con movimientos tirantes trataba de arrastrarlo hacia la luz: uno, dos, tres, cuatro, cinco minutos y a los diez un normal bebe venía asomando la cabeza, luego sus hombros, medio cuerpo y por fin en un ultimo esfuerzo apareció un hermoso bebe. Los médicos fueron los más sorprendidos y no daban explicación científica a lo ocurrido. En ese momento, solo la madre naturaleza, sabía lo que sucedía.
Este ser producto de un doble embarazo. Estaría destinado a vivir en condición anfibia. Y su vida estaría sometida a una doble apariencia anatómica. En el ambiente terrestre sería un normal ser humano en el agua un pez en forma de tiburón.
Todo se debía al día en que Lucy entró en el estanque justo en el momento en que un gran tiburón blanco acababa de copular con su pareja y el lugar se encontraba saturado de espermatozoides.
Este sería un secreto que Lucy debía guardar de por vida.
Gracias por la atención prestada.
Cuento escrito por:
Tomás Flores
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