Un Café para dos - Parte 2
El momento en que sus manos se rozaron por primera vez
Todas las miradas estaban sobre mí, incluso la de ella, la chica de la blusa brillante que acababa de cruzar por la entrada del restaurante y por la cual había permanecido distraído todo el día. De inmediato tuve que volver en mí, me agaché para recoger los pedazos de vidrio y pude notar como se iban acercando unas botas de terciopelo hasta quedar justo en frente de mí. Alzo la mirada y la veo, aun creyendo que se trata de una especie de espejismo o fantasía provocada por los desvaríos de mi mente me incorporo y quedo frente a ella. Debía medir unos 167 centímetros incluyendo el alto de los tacones, por lo que nuestras miradas quedaron casi a la misma distancia.
-¿Estas bien? - me pregunta- ¿no has salido herido?-
-¡Oh vaya Señorita!, cuanto bochorno, no se preocupe por mí, estoy bien, permítame acompañarla a una mesa y en seguida un mesonero irá a atenderla.-
Al dejarla en la mesa continúe limpiando el desastre que había ocasionado y me dirigí a hablar con el jefe de mesoneros; un buen hombre de pasados los 40 años de edad llamado Josep, que interpretó mis descuidos como cansancio acumulado y me sugirió tomarme libre lo que quedaba de día.
-Ve a descansar muchacho, si continuas así, a mi edad no podrás ni estar de pie por más de media hora. No te preocupes por la paga, yo me encargo .-
Decidí tomar su consejo, no es que estuviera muy cansado, pero ciertamente no descansaba lo suficiente; solía levantarme unas 4 o 5 veces cada noche sin ningún motivo explicable y conciliar el sueño me resultaba más difícil por cada vez. Recogí mis cosas, salí por la puerta del personal y encendí un cigarro; mientras lo consumía en el sucio callejón me preguntaba si estaría aún la chica en el restaurante, aunque no tuve el valor de ir a averiguarlo.
Salí del callejón del restaurante y me disponía a emprender camino hacia mi departamento cuando al pasar por la vidriera del restaurante escucho unos pequeños golpecitos, era ella, aquella chica me llamaba desde el interior del lugar y me invitaba a pasar con ella.
Mi corazón empezó a latir muy fuerte, no tenía idea de que decir o como reaccionar, pero su sonrisa era tan hipnótica que respire profundo y me decidí a entrar. Camine un poco nervioso hasta su mesa, espero nadie hubiese notado el tambalear de mis piernas.
-Disculpa pero, ¿era a mi a quien llamabas a través del vidrio?- que estúpido fui al decir eso, pero no se me ocurrió algo más inteligente.
-Seguro, ¿quieres sentarte? Quede preocupada por lo de tu pequeño accidente. Ven te invito un café-
Apenado me senté frente a ella, intentando no verla directamente a los ojos por tanto tiempo, sería un poco raro e incómodo si llegase a perderme mientras la miraba.
-¿Seguro que no has tenido problemas con tu trabajo? -
-Si, no tienes de que preocuparte, mi jefe me ha dado el día para descansar, así que estoy seguro de que un café y una grata compañía me sentarían muy bien en este momento. -
-Espero poder ser esa grata compañía, mucho gusto me llamo Lucía-
Extiendo mi mano para estrechar la suya y un nudo se crea en mi garganta, estaba nervioso y sudaba un poco, pero intenté ser lo más natural que pude. No había sentido manos tan frágiles y suaves hasta aquel preciso momento en el que nuestras manos de rozaron por primera vez.
-El gusto es mío, Raúl. -
Nota a los lectores: espero les haya gustado esta segunda parte de Un Café para Dos ^^ la primera parte esta por acá ---> https://steemit.com/spanish/@titadriana/un-cafe-para-dos-parte-1
Los Leo luego. -Chao ^^
buen articulo, a veces uno no le da importancia a pequeños detalles, te doy la bienvenida a steemit yo soy nueva aquí y bueno espero seguir viendo tus articlulos
Muchas gracias @akissej, complacida de que mis post sean de tu agrado ^^
"No había sentido manos tan frágiles y suaves hasta aquel preciso momento en el que nuestras manos se rozaron por primera vez" me encanta esa frase. escribes muy lindo y estético. Buena historia, sigue así !
Muchas Gracias @lagash