Hora Cero

Desperté de golpe, un poco sobresaltada y con una sed descomunal, mi garganta estaba seca, mis labios agrietados y mi corazón parecía que fuese a salirse de mi pecho. ¿que me pasa? -pienso- ¿será que mis sueños se convirtieron en pesadilla? O acaso ¿estaría muriendo en un mundo alterno?.

Me dispuse a sentarme en la cama, no quería parecer asustada aunque mi piel parecía concha de naranja, mire la hora en el reloj de la cómoda junto a mi cama -3:30- ni un minutos más, ni un minuto menos. Me quede en silencio un par de minutos y afine mi oído por si escuchaba algún indicio de mi repentino despertar… Nada, eso escuche. La plena y sublime nada, acompañada de una calma un poco inquietante y un frío que hacia que se me erizara la piel.

Tome valor y decidí saciar mi sed; camine hacia el armario, tome uno de los abrigos que estaba colgado, me lo puse y seguí caminando en dirección a la puerta de la habitación. Estuve de pie varios segundos antes de siquiera mover mi brazo para abrir la puerta, vacilé un instante -¿que me pasa?- respire hondo y por fin salí.

La cocina no quedaba lejos y acostumbraba a dejar una pequeña lámpara encendida para que la oscuridad no saliera tan victoriosa; cruzo un pequeño pasillo, paso por la habitación que en algún momento fue de mis padres y llego. Aún estaba intranquila y mis sentidos permanecían alerta ante cualquier anormalidad, me sirvo un vaso de agua, la bebo pausadamente para no hacer notar mis nervios y emprendo el camino de vuelta a mi habitación. Al pasar por el pasillo devuelta noté algo inusual, se sentía mas largo...más profundo...habían rincones donde la pequeña luz de la lampara no podía llegar. Eso me sobresaltó ¿acaso mi mente estaba jungadome sucio? Seguí con mi plan de mantener la calma y continué mi camino devuelta.

Al llegar a la habitación una corazonada hizo que me asomara por la ventana, no parecía haber nada fuera de lugar, como era de esperarse a esas horas sólo se notaba el frío y la soledad de una sucia calle, alumbrada con la luz tenue de los postes y algunas casas y decorada con los restos de basura del festín que tuvieron los perros callejeros. Entonces fue cuando los vi, unos pequeños ojos que se asomaban en la penumbra en dirección a mi casa; traté de afinar la vista pero habían desaparecido, me aparte de la ventana y me dije – No pudiste haber visto nada, de seguro es el cansancio, debería volver a la cama-. Me deslizo bajo las sabanas y como una niña pequeña, por precaución, me aseguro de que mis pies esten bien cubiertos, cierro los ojos e intento relajar mi mente escuchando mi respiración.

De pronto, algo no esta bien, aun no estaba del todo dormida cuando mi piel empezó a erizarse nuevamente, mi respiración se aceleró y una extraña presión me mantiene inmóvil sobre mi cama. Decido abrir mis ojos y estaban ahí; esos ojos, esos pequeños ojos que ahora de cerca son de un café brillante, un segundo después una mano cubre mi boca y empiezo a sentir un escalofrío que recorre mi cuerpo y se concentra en la parte baja de mi abdomen.

Mis ojos estaban fijos a los ojos de mi opresor, creo que disfrutaba el miedo que emanaba de mi mirada, solo sé que no podía dejar de mirarlo; los veía, esos ojos café brillantes, llenos de deleite y secretos, más empezaba a verlos cada vez menos. Pasaron a ser sombras, siluetas y luego oscuridad, vacío; sentí que ya no había vuelta atrás, me lamente el no poder decir adiós y reprochaba el no haber visto pasar mi vida frente a mis ojos al momento de mi muerte, solo estaban ahí esos ojos café que ya no podía ver pero si sentir, decidí soltar mi ultimo aliento, entonces…

Desperté de golpe, un poco sobresaltada y con una sed descomunal, mi garganta estaba seca, mis labios agrietados y mi corazón parecía que fuese a salirse de mi pecho.¿que me pasa? -pienso- ¿será que mis sueños se convirtieron en pesadilla? O acaso ¿estaría muriendo en un mundo alterno?. Miro la hora en el reloj de la cómoda junto a mi cama y marca las 3:30, ni un minuto más ni un minuto menos.