Uróboro, el eterno ciclo del universo.

Dentro de nuestra realidad, sin importar de que cultura vengamos, o que creencias poseamos, hay una incógnita que nos atrae a todos al mismo punto: la eternidad. No importa si eres del Norte o del Sur, o de Occidente u Oriente, todos nos vemos atraídos hacia un tema tan abstracto y misterioso, como lo es el ciclo eterno de las cosas.

Existe un símbolo presente en muchas culturas para representar la eternidad, el ciclo del universo, la lucha eterna o incluso el esfuerzo inútil para los más pesimistas (o pragmáticos), este es el Uróboro, o también llamado Ouroboro.

Del griego ουροβóρος, cuyo significado es “serpiente que se come la cola”, es un símbolo presente en muchas culturas tales como la egipcia, o incluso la nórdica, que muestra la autofagia de una serpiente formando un circulo con su cuerpo, representando el ciclo eterno de las cosas.

Se estima que este símbolo ha estado presente en diversas culturas en los últimos 3.000 años, generalmente representando el tiempo y la continuidad de la vida, pero también ha sido empleado para representar significados que nada tienen que ver con lo anterior mencionado, pero en su mayoría se usa como representación del renacimiento de las cosas que nunca desaparecen, solo cambian eternamente.

El símbolo ha estado presente en varios lugares alrededor del mundo, teniendo un papel en varios mitos y leyendas de diferentes culturas, siempre presentándose de la misma forma, aunque parezca increíble.

El Uróboro puede ser presentado como una serpiente, como el hallado en la pirámide de Unis, que data del año 2.300 A.C, o también como un Dragón que se muerde su cola. Un símbolo mágico venerado en diversas culturas.

Este símbolo también tiene una relación estrecha con la alquimia y la masonería, pues, se cree que este símbolo expresa la unidad de todas las cosas, los materiales y las espirituales, que nunca desaparecen sino que cambian de forma en un ciclo eterno de destrucción y nueva creación, al igual que representa lo infinito y eterno. En la actualidad, esta figura es una fuente de inspiración para escritores y personajes dentro del mundo de la filosofía.

Dentro de la cultura asiática, más específicamente el Budismo Zen, existe un símbolo bastante similar, el Ensō, que en japonés, significa círculo:

El Uróboro tiene una conexión con el mito de Sísifo.

En la mitología griega, Sísifo fue rey de Éfira, que por engañar a los dioses del Olimpo, fue castigado a empujar una piedra enorme cuesta arriba por una ladera empinada en el inframundo, pero antes de que alcanzase la cima de la colina la piedra siempre rodaba hacia abajo, y Sísifo tenía que empezar de nuevo desde el principio, una y otra vez, según cuenta la Odisea.

Sísifo quedo atrapado en un bucle eterno, tal y como lo simboliza el Uróboro.

El símbolo del Uróboro presente en la cultura nórdica es Jörmungandr, la serpiente que rodea al mundo, hijo del dios Loki, y enemigo mortal del dios del trueno, Thor, los cuales se darán muerte mutuamente en el Ragnarok, el final de los tiempos en la cultura nórdica.

Jörmungandr, según la mitología nórdica, es una serpiente gigante capaz de rodear al mundo entero al morder su cola, la cual fue condenada a permanecer bajo el mar por Odín hasta la llegada del Ragnarok, por ser considerado un monstruo “maligno”.

Cabe destacar que luego del Ragnarok, la batalla colosal que supondrá el fin del mundo, todo emergerá de nuevo, repitiéndose el ciclo de la vida.

Se cree que nuestra galaxia, la Vía Láctea, pudo haber sido la fuente de inspiración para esta figura, pues, por su forma circular, en la antigüedad se creyó que nuestra galaxia, era una “serpiente de luz que moraba en los cielos” según señalan algunos textos antiguos.