Qué cuchura que hables de no poder reconocerte en tu imagen propia cuando aún no tenías consciencia de ella (saludos a Jung), pero sí las imágenes que has representado a través de la cámara, de los lápices, que han surgido de esa relación entre percepción e imágenes mentales y han quedado plasmadas, susceptibles de ser leídas hoy de otro manera, aún siendo la misma persona.
Abrazos <3