Usted

Usted ha compensado dulcemente mi dolor.

Ha hecho apartar toda amargura, tristeza y vacío.

Usted ha llenado mis días de felicidad.

Ha sido la razón de esa sonrisa pícara y divertida de cada mañana al

levantar, al meterse en mi mente dulce y tierno hombre.

Usted es digno de mi admiración, pues, no sabe cuánto valoro que me

soporte incluso en momentos como éstos, de escritura, de dedicación, el

cual me tomo el atrevimiento de hacerlo suyo, de hacerlo para usted.

Tómelo, guárdelo, bótelo, quémelo, si quiere…

Pero debe saber que haga lo que haga con él, no importará, porque esto primero que nada ha estado

en mi corazón y mente exclusivamente para usted.

Quien ha sido dueño de los sentimientos más profundos de mi alma.

Quien se adueñó de mis miradas.

Quien me inspira en todos los sentidos.

A quien debo agradecer y no sé cuánto.

A quien me entrego por completo en cuerpo y alma porque soy suya,

porque lo siento mío.

Usted me cautivó, me sacudió.

Porque usted fue quien se tomó el atrevimiento de pedir mis sentimientos

de tan hermosa y buena manera aquel Domingo, 5 de Mayo.

Aquel día en que fue nuestro (y tan esperado) primer beso.

¿Recuerda usted aquello?

Pues yo sí, y debo admitir que no hubo mejor manera de comenzar con toda esta maravilla.

Hasta ahora quiero que lea, quiero que entienda que me deja sin palabras.

Que me ha marcado insólitamente.

Que lo que siento por es tan grande que pido, anhelo y deseo que sea duradero,

porque necesitaré tiempo para entregarle tanto cariño.

Porque ese cariño es sólo de usted.

Porque soy para usted.

Porque lo aprecio y respeto a usted.

Porque mi tesoro y necesidad es usted.

Porque le deseo y quiero a usted.

Para Beiker (Eva .K. Blanco Rangel, 5 De Agosto de 2013).