No escuché nada raro esa noche [Ficción]

in #spanish4 years ago
Ningún sonido fue diferente esa noche. Lo de siempre. La señora veía sus programas de televisión: el sonido del aparato. La señora iba a la cocina: el sonido del crujir de sus galletas de soda. La señora se acostaba en el sillón de la sala para seguir viendo la TV: el sonido de sus ronquidos.

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Cuando ella empezaba a roncar, yo sabía que ya se acercaba la hora en que me daría sueño, y pensaba en muchas cosas mientras leía revistas estúpidas en vez de ponerme a estudiar.

Esa noche cerré la puerta de mi cuarto como a las 10:30. A veces no dormía de inmediato y veía la luz del pasillo que se colaba debajo de mi puerta. De repente vi los pasos rápidos de la señora. Seguro iba al baño, pensé.

A veces yo no podía soportar que ella llevara una vida tan aburrida. Era una maestra jubilada que nunca se había casado y tampoco tenía hijos. ¿No es eso algo que podía usar a su favor? ¡Tenía todo el tiempo para ella! Podría hacer mil cosas: conocer gente, pasear, viajar, crear, amar libremente... Pero simplemente no hacía nada de eso.

Me alquiló un cuarto de su amplio apartamento. Imagino que ya no quería vivir sola o necesitaba otro ingreso económico. Mi tío me decía que es ella la que debería pagarme por vivir allí y no yo.

Siempre conversamos de algo, cualquier cosa. Le gusta conversar, no la visita casi nadie, sólo la hermana que vive en el mismo edificio, y eso que tiene una familia grande.

A la mañana siguiente de esa noche de sonidos habituales, me despertó el timbre del apartamento, al que nunca en dos años había escuchado. Estaban en la puerta el conserje y el vigilante con una expresión nerviosa en sus rostros.

-Muchacho ¡Tu tía se lanzó por la ventana!

¡Piso 15! ¿Tengo que ver eso de cerca? Pensé... No es mi tía, lo inventé para que no me hicieran preguntas los vigilantes chismosos. Bueno, al menos cayó en la grama.

-Tengo que decirle a su hermana, dije, que vive en el piso 3.
-Ya lo sabe, todos están abajo. Tienes que declarar a la policía, apúrate.

"¿Desde cuándo alquila la habitación? ¿Cuánto paga? ¿Conocía de antes a la señora? ¿Cómo era su relación con ella? ¿Se habían peleado alguna vez? ¿Sobre qué hablaban? ¿La notó rara últimamente? ¿Cómo es que no escuchó nada raro? Deme nombre completo, cédula de identidad, ¿trabaja? ¿estudia?"

-Ya le conté a la policía que siempre sufrió de soledad, pero ellos no entienden de eso -dijo su hermana-. Era una enfermedad incurable, sólo que no sabíamos con certeza cómo terminaría ¿te dijo alguna cosa muchacho?
-Ayer sólo hablamos sobre la oscuridad, que la calle no estaba iluminada y era un peligro llegar muy tarde.

"Por favor muchacho, acompáñanos al apartamento. Debemos revisar todo".

Yo juro que no escuché nada raro en toda la noche, pero un pedazo de su bata de dormir que había quedado enganchado en un alambre hablaba en mi contra. Sí, la señora se había lanzado desde la ventana de mi cuarto.

FIN

¡GRACIAS POR LEER!

Texto y foto de mi autoría

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