Nuestras emociones a menudo nublan nuestro juicio y nuestro sentido de las obligaciones morales nos impulsa a ver algo con una luz diferente en comparación con quienes nos rodean.

Puede que la fe muchas veces nos confunda, a veces queremos que otras personas hagan lo que queremos o actúen de la forma que esperamos y nos engañamos por ello.

Centrarse en la realidad puede ser difícil, la mente es muy fuerte. Pero ciertamente vivir en la falacia constante es más duro todavía.

Todo en equilibrio es mejor para nuestras emociones.

Justo estaba pensando en esos que adoptan el poder basados en la mentira, cuando despiertan se llevan las peores sorpresas.

Gracias por esta lectura.

Saludos

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